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LA INQUISICION DE LIMA

decia tocante a la venta de empleos como a las aptitudes

de los nombrados, era perfectamente cierto.

12

Pero Zalduegui no babia de quedarse atras i mui luego

escribió al Consejo informándole que desde el momento

en que tomara posecion de su destino, se propusieron sus

colegas 11con esfuerzos

y

empeños atraerlo a sus designios

enteramente para que no hubiese en el Tribunal quien pu–

diese hacer la menor jestion, reparo ni contradiccion a lo

que arbitrariamente estaban practicando, con gravísima

ofensa del ministerio apostólico e intereses del real fisco,

demas ramos

y

públicos, conduciéndose por el estímulo

de sus fines particulares

y

tambien relaciones de las per–

sonas a quienes creian necesitaban ganar

y

complacer."

••• u

El Obispo de Trujillo, añadia, el año próximo pa–

sado, en los meses que estuvo en esta capital, no pudo

ménos que significar que aquí los Inquisidores

y

!oficia–

les no :·a.sistian al Tribunal, segun la frecuencia con qne

los veian hacer visitas,

y

fuera., en las horas

y

dias que no

eran feriados. ''

13

Llegó, sin embargo, un dia en que los colegas de Zal–

duegui no pudieron

de~e.ntenderse

de su inepcia, i con oca–

sion de una disputa que sostuvo con un tal Bartolomé

Guerrero, acerca de si era o no herejía el que el autor de

la oracion fúnebre de la Condesa de Guirior hubiese di–

cho que estaba adornada de la gracia santificante, le hicie–

ron calificar la proposicion i a continuacion lo encausaron,

suspendiéndolo del oficio: medida que el Consejo hubo

mui luego de revocar.

14

Tal es el último proceso dg fé de

que dan cuenta los antecedentes que hemos tenido a la

vista para la compajinacion de este libro.

Aunque, como afirma Vicuña Mackenna, puede decirse

12.

Carta

de 8 de noviembre de 1794. Los autos que acompañan a

este documento se encuentran en el archivo de Alcalá de Henares,

Hacienda,

legajo 282.

13.

Carta

al Cardenal Lorenzana de 11 de febrero de 1796.

14. La suspension de Zalduegui es indiscutible, mas no aparece con

claridad de los documentos que hemos consultado si lo fué con poste–

rioridad a la causa que se le siguió con motivo de su disputa, o ante–

rior a ella. Por lo demas, tampoco puede dudarse de que fuera repuesto,

pues él mismo en carta al Arzobispo de Zaragoza de 6 de junio de 1803,

afirma que lo fue por esos dias.