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CAPÍTULO XXVII

·389

componia de un Santo Cristo, dos candeleros

i

tres maja–

deros.

11Sabia lo que era inquisidores; pero cuán diferentes de

lQ que eran en otro tiempo! El raquítico i retinto Abarca,

en el centro, que parecía nadar en su sillon; a su izquier–

da, el obeso Zalduegui, que, oprimido su enorme cuerpo por

los brazos de la silla, resollaba por las narices como cer–

do cebado; i a su derecha, el fiscal, Sobrino, que contraía

sus pobladas cejas i hacia lo posible por dar a su estúpida

fisonon1ía una apariencia de

~abio.

u

A

cada estremo de la mesa estaba un secretario; uno de

ellos me mandó aproximarme; para obedecer subí tres gra–

das, quedando así al mismo nivel de la trinidad que acabo

de describir. Me ordenaron acercar un pequeño banco de

madera, haciéndome señal con la cabeza para que tomara

asiento, ofrecimiento que contesté inclinándome un poco

i

sentándome.

11

El fiscal me preguntó entónces, con voz solemne, si sa–

bia por qué se me había ordenado comparecer ante ese

santo Tribunal. Contesté que lo sabia, i n1e preparaba a

continuar, cuando me gritó que callase; advirtiéndo1ne que

jurase decir verdad en lo que se me iba a preguntar. Re–

pliqu~

que no lo haría porque siendo yo estranjero no de–

bía él estar seguro de que fuera ca_tólico, ni era necesario,

en consecuencia, que prestara un juramento que talvez no

me obligaba a decir la verdad.

uEl fiscal i el inquisidor mas antiguo cambiaron algunos

signos misteriosos i en seguida me preguntaron nueva–

mente si diría la verdad. Contesté que sí.

11Por último, abordando la materia, se me preguntó si

conocía al reverendo padre Bustamante. Contesté: uCo–

nozco al fraile Bustamente, lo he encontrado a menudo en

los cafées; pero supongo que el reverendo padre que Uds.

dicen

debe ser a1gun personaje que no frecuenta tales si–

tios.rr

¿Trató V. con el padre Bustamante sobre asun–

t

os relijiosos? rr-IINó, pero sí sobre algunos supersti–

ciosos.

,,-11N

o debe hablarse sobre asuntos semejantes en

los cafées, rr d

ijo Zalcluegui.

-uNó, repliqué, e igual cosa

dije al padre

Bustamant

e.rr-IIPero V. debió callarse, me

contestó.

"-11Sí,

i

dejarme injuriar por un fraile!"

'

1