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LA INQUISICION DE LIMA
uZalduegui se puso encarnado, i me preguntó cual era mi
intencional hacer tanto hincapié sobre la palabra
f raile.–
''Cualquiera, le respondí, tómelo V. como guste."
''Despues de un diálogo semejante, que duró mas de
una hora, Abarca tocó una campanilla, entró el bedel,
quien me mandó que me retirase.
"Algunos momentos mas tarde se me llamó nuevamente
i se me dijo que fuera al dia siguiente a las ocho de lama–
ñana a ver a Sobrino a su propia casa. I-Iícelo así i almor–
zé con
éL
nAconsejóme que en lo futuro evitase toda clase de clis–
cusiones relijiosas, sobre todo con personas desconocidas,
agregando, en seguida, nle pedí a Ud. esta entrevista por–
que desde mi asiento de juez no podia hablarle a usted
como lo hago ahora. Debe usted saber, agregó, que está
usted sujeto al Tribunal de la Fé, lo mismo que todas las
personas que viven en los dominios de su Majestad Católi–
ca; debe usted, en consecuencia, amoldar su conducta a la
que acabo de espresarle. Diciendo esto, se retiró, dejando
a mi cuidado que saliese de su casa como pudiese, lo que
efectué en el acto.
(
"En la noche fuí a un café donde ví a mi amigo, el frai–
le Bustamante; se sonrojó, pero saludándo1ne con mucha
cortesía, me señaló un asiento a su lado; me encojí de hom–
bros i devolví su saludo de una manera significativa i quizá
algo burlona, lo que parece entendió, porque se fué pronto.
En seguida, me encontré con el anciano Conde de Montes
de Oro que me miró, vaciló un poco i un momento despues
pasando cerca
de.mí, me tomó una 1nano imela estrechó;
pero no me habló ni una palabra.
"Durante mi residencia en Lima, vía dos individuos pe–
nitenciados por la Inquisicion, uno por haber celebrado
misa sin estar ordenado, i otro por brujo i hechicero. Lle–
vóseles una mañana temprano a la capilla del Tribunal,
ambos vestidos con sambenitos, una especie ele túnica ·cor–
ta
i
suelta, cubierta con pinturas ridículas de culebras,
murciélagos, zapos i llamas, etc. El seudo sacerdote lleva–
ba en la cabeza una mitra de plumas, i el otro, una corona
de lo mismo; estaban de pié en el centro de la capilla, ca–
da uno .con una vela verde en las manos.
A
las nueve su-