396
LA INQUISICION DE LIMA
uDe este cuarto nos diriji1nos a otro que, con gran sor–
presa e indignacion, vimos que era el del tormento. En el
centro había una mesa mui sólida, como de ocho piés de
largo por .siete de ancho, en uno de cuyos estremos se
notaba un collar de hierro que se abría horizontalmente
en el medio, para recibir el cuello de la víctin1a; a cada
lado del collar había tambien gruesas correas con hebillas,
para sujetar los brazos cerca del cuerpo, i a los lados de
la mesa, para las muñecas, correas con hebillas, que se
comunicaban con cuerdas colocadas debajo de aquella i
aseguradas al eje de una rueda horizontal; al otro estremo,
dos correas mas para los tobillos, con cuerdas atadas a
la rueda de un modo semejante. Así, era evidente que es–
tendiendo el cuerpo de una persona sobre lá mesa i haciendo
jirar la rueda se podia tirar en ambas direcciones al mis–
mo tiempo, sin ningun riesgo de ahorcarle porque las dos
correas de debajo de los brazos, cerca del cuerpo, evitaban
ese peligro; pero, sin embargo, todas las articulaciones
podían dislocarse.
uDespues que se descubrió el diabólico objeto de esta
maquinaria, todos se estremecieron e involuntariamente
miraban hácia la puerta como temerosos de que se cerrase
sobre ellos.. Al principio se oian maldiciones por lo bajo,
que luego se can1biaron en terribles imprecaciones contra
los que inventaron i usaban de tales tormentos; pero taro–
bien llovían bendiciones sobre las Cortes por haber aboli–
do ese tiránico tribunal.
uEn seguida, examinamos un cepo vertical allegado a la
muralla; tenia un agujero grande i dos mas pequeños, i al
abrirlo, levantando la mitad del aparato, percibimos hoyos
en la pared, siéndonos fácil darnos cuenta del objeto del
instrumento. Se aseguraban bien los puños i el cuello del
culpable en los agujeros del cepo, escondiéndose la: cabeza i
las manos en la muralla: así los legos domínicos podían azo–
tarles sin peligro de ser reconocidos i se evitaba el que se
les descubriera por cualquier accidente.
uEn las paredes se veían colgadas disciplinas de diferen–
~es
materiales, algunas de sogas anudadas
i
no pocas tie–
sas con la sangre; otras de cadenas de alambre con puntas
i
ruedecillas como las de las espuelas; éstas tambien estaban