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CAPÍTULO XXVI

deposiciones de los nuevos testigos que se habían presen–

tado i que en sustancia ni siquiera alcanzaban a dar mas

luz que lo que ya constaba en el proceso. Junto con ésto,

el Comisario repetía oficio al Tribunal diciendo que no

había procedido a escarbar en el sitio donde se afirmaba

que estaba enterrado el crucifijo, porque una nueva voz

P.ública aseveraba que la denunciacion hecha al reo no ha–

bia tenido mas propósito que el de robar a Loyola,

i

que ya

una mujer de las que había declarado, en artículo de

muerte, había confesado al padre jesuita Manuel de Bus–

tos que la denunciacion era falsa.

Apesar de eso, se tuvo con el reo la primera audiencia

el

21

de dicho mes de agosto, diciendo él ser soltero, de

edad de sesenta años, maestre de campo por su grado mi–

litar, i que en cuanto a los hechos de que pudiera acusár–

sele, no Rodia sino atribuirlos a la mala voluntad que le

tenían sus criados.

Dedujo el Fiscal, sin embargo, doce capítulos de acusa-

, cion contra el reo, aceptando plenamente las deposiciones

de los testigos i haciéndole, ademas, cargo de que nnnca

habia procurado que sus esclavos muriesen sacramentados,

i

a que hacia tres años a que no oia misa ni se confesaba.

Llegado el caso de las ratificaciones, comenzó a descu–

brirse que el denunciante se jactaba de ser el autor de la

prision de Loyola i de la libertad de sus esclavos, por lo

cual, a -mediados de febrero de

1745,

se le mandó encarce–

lar a él i cuatro de los demas declarantes. ·

Loyola, que aparecía gravemente enfermo, fué traslada–

do a un convento en julio de ese mis1no año; pero habién–

dose agravado mucho, el Guardian ocurrió al Tribunal a

preguntar lo que haría en tal coyuntura, siendo requerido

parq, que exhortase al reo, ántes de confesarlo, a que dijese

la verdad.

A todo esto los jesuitas, que no habían puesto los piés

en el Tribunal desde que el padre Ulloa había sido conde–

nado, hacían todo jénero de esfuerzos en solicitud de la

libertad de Loyola; pero éste se hallaba ya tan postrado

que ·en

27

de diciembre de

1745

fallecia "con grandes

señales de salvacion," segun afirmaba un fraile del con–

vento en que se

hall~ba

recluso, i, en consecuencia, se le