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CAPÍTULO XXI

223

errado como hombre en lo referido

y

en ocultar la verdad

a este Tribunal, movido de ser hombre de bien

y

no verse

toreado por las calles."

Despues de confiscados sus bienes, por sentencia de

29

de octubre de

1703,

se le condenó a salir en auto de fe,

en forma de penitente, con sambenito de dos aspas, a -que

abjurase

de levi,

fuese reconciliado en forma i encerrado

en cárcel perpetua, que debia comenzar a cumplir en Lima

miéntras se le ren1itia a Sevilla. Hallándose en la prision,

en

9

de diciembre de

1704,

volvió a denunciarse de que

había tenido ciertas visiones en apoyo de la lei que siguie–

ra i de la suerte que le esperaba, por lo cual hubo de ini–

ciársele nuevo proceso, que se falló en

1705,

siendo conde–

nado a nueva abjuracion i penitencias. Embarcado al fin

para Panamá bajo partida de rejistro, tuvo, sin embargo,

noticia el Tribunal de que había llegado allí sin sambe–

nito, dictando para que se le pusiese, nuevas providencias;

pero al llegar a Portobelo pudo el infeliz reo esca]!arse

para Jamaica a bo.rdo de un buque ingles, i apesar de que

todavía se le persiguió, las dilijencias de los jueces no

produjeron resultado alguno.

Jerónimo Fabian Vivangeris, tabernero, natural de J é–

nova, casado, de treinta

i

siete años, fué testificado en

7

de abril de

1701

de que estando conversando de cosas

espirituales, habia sostenido, con motivo de la resurrec–

cion de la carne, que nadie se iría con su cuerpo al cielo;

i

que en otra ocasion, habiéndosele preguntado qué quien

habia sido el primer hombre que hubiera entrado al cielo,

habia dicho que el buen ladron,

i

que el cuerpo de Cristo

se habia quedado en la tierra. Secuestrados sus bienes i

recluso en cárceles secretas desde el

22

de abril de

1703,

declaró no sospechar la causa de su prision, acusándose en

cambio de muchos actos torpes que cometiera durante su

vida de grumete. En las audiencias posteriores, los minis–

tros le hicieron una porcion de preguntas sobre la materia

de la acusacion, a que respondía ya en un sentido ya en

otro, confesando que no había recibido mas instrueeion

religiosa que la que habia leido en el

Ram·illete de divi–

nas flores,

i que él mismo se habia levantado falso testi–

monio a fin de obtener misericordia. Sus proposiciones

[