CAPÍTULO XXI
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errado como hombre en lo referido
y
en ocultar la verdad
a este Tribunal, movido de ser hombre de bien
y
no verse
toreado por las calles."
Despues de confiscados sus bienes, por sentencia de
29
de octubre de
1703,
se le condenó a salir en auto de fe,
en forma de penitente, con sambenito de dos aspas, a -que
abjurase
de levi,
fuese reconciliado en forma i encerrado
en cárcel perpetua, que debia comenzar a cumplir en Lima
miéntras se le ren1itia a Sevilla. Hallándose en la prision,
en
9
de diciembre de
1704,
volvió a denunciarse de que
había tenido ciertas visiones en apoyo de la lei que siguie–
ra i de la suerte que le esperaba, por lo cual hubo de ini–
ciársele nuevo proceso, que se falló en
1705,
siendo conde–
nado a nueva abjuracion i penitencias. Embarcado al fin
para Panamá bajo partida de rejistro, tuvo, sin embargo,
noticia el Tribunal de que había llegado allí sin sambe–
nito, dictando para que se le pusiese, nuevas providencias;
pero al llegar a Portobelo pudo el infeliz reo esca]!arse
para Jamaica a bo.rdo de un buque ingles, i apesar de que
todavía se le persiguió, las dilijencias de los jueces no
produjeron resultado alguno.
Jerónimo Fabian Vivangeris, tabernero, natural de J é–
nova, casado, de treinta
i
siete años, fué testificado en
7
de abril de
1701
de que estando conversando de cosas
espirituales, habia sostenido, con motivo de la resurrec–
cion de la carne, que nadie se iría con su cuerpo al cielo;
i
que en otra ocasion, habiéndosele preguntado qué quien
habia sido el primer hombre que hubiera entrado al cielo,
habia dicho que el buen ladron,
i
que el cuerpo de Cristo
se habia quedado en la tierra. Secuestrados sus bienes i
recluso en cárceles secretas desde el
22
de abril de
1703,
declaró no sospechar la causa de su prision, acusándose en
cambio de muchos actos torpes que cometiera durante su
vida de grumete. En las audiencias posteriores, los minis–
tros le hicieron una porcion de preguntas sobre la materia
de la acusacion, a que respondía ya en un sentido ya en
otro, confesando que no había recibido mas instrueeion
religiosa que la que habia leido en el
Ram·illete de divi–
nas flores,
i que él mismo se habia levantado falso testi–
monio a fin de obtener misericordia. Sus proposiciones
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