CAPiTULO IX:
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rase su ausencia. Torres partió en efecto,
i
tan acelerada–
meate por la prisa que le daba el obispo que ni siquiera
tuvo tiempo de dar cuenta del puesto que estaba desem–
peñando, logrando que a poco de su llegada el Rei le con–
cediese la chantría de
1~
nueva diócesis en que servía.
Cuando se trató de nombrar comisario, los inquisidores
escribieron al obispo, pidiéndole les recomendase alguna
persona, logrando esta distincion su provisor, que para
aceptar la nueva comision tuvo que renunciar su cargo.
Mas cuando en desempeño de su nuevo oficio, pidió al
Ordinario los procesos de fe, le contestó que no exis–
tían, espresándose así espuso Torres al Tribunal, 11porgue
tocaban a amigos suyos
y
hombres que han procurado se
quemen los procesos." Luego le quitó el curato
i
le man–
dó que en el término de veinte
i
cuatro horas exhibiese
la sentencia recaída en el juicio de residencia de la.vicaría
de Arequipa que el Obispo sabia demasiado bien que no
existía, i como Torrés espusiese esto mismo, le separó del
curato
i
la chantría,
i
dando por razon que el comisario
se habia desacatado, le escomulgó; por lo cual Torres tuvo
que marcharse a Lima a dar cuenta de lo que le pasaba
15
•
Así, como con razon podian constatarlo los Inquisidores,
de la mayoría de los prelados, solo el Arzobispo del Nue–
vo Reino de Granada 11habia estado bien en dar los pro–
cesos," apesar de las instancias que le hicieron los oidores
para que los despachos del Trjbunal no fuesen a manos del
comisario
16
•
En resúmen, declaraban Ulloa
i
Cerezuela,
i
ciertanl~..n
te que podían decirlo con verdad despues de lo que se ha
visto, •tlos ministros de la Inquisicion son aborrescibles
a los jueces reales y prelados desta tierra;
y
lo que deci–
mos de que los jueces reales usan rigor
y
malos términos
con los que tienen nombre de nuestros ministros, llega a
tanto, que aunque siempre procuramos que ellos sean
15.
Ca1·ta
de los Inquisidores de 3 de abril de 1581.
16.
Ulloa
i
Cerezuela no dejaron sin castigo este amago de resisten–
cia,
i
como por via de noticia, enviaron a decir a España que uno de
ellos el Dr. Cortes de Mesa, «cortaron la cabezapor sus delictos, estan–
do primero infamado,
y
aun dicen que convencido del pecado nefando..,
Oarta
citada de 3 abril.