CAPÍTULO V
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yendo el rreo en casa de la dicha doña María Pi9arro de
noche a la exorcissar, se quedava allá algunas
y
muchas
noches a la velar y guardar
y
dornlir en un estrado, junto
a la cama de la dicha doña María,
y
aguardava a que la
demas gente se rrecogiese e dormiesse, e ya que todos es–
tavan rrecogidos, dormidos
y
sosegados, una noche apa–
gando la vela o candela, llegándose a la cama de la dicha
mo9a, eam amplexus est et oscutalus et de lecto subla–
tam in cubile suum. jecit, et cum eam comprimere vellet,
priusquam ad actum pervenit pollutionem habuit, y así
sin mas proceder adelante, se apartó y la echó de sí, y
ella se subió a la cama. Y en la respuesta a la acusacion,
confiesa esto mismo y niega lo demas,
y
dize que hera
verdad que parescia que la dicha doña María estava pre–
ñada y se dava golpes ·en la barriga
y
que él se lo estor–
vava, teniendo sospecha que estava preñada de un Diego
Martinez con quien la dicha doña María pretendió casar–
se, y que era verdad que la dicha doñ.a María se le avia
quexado porque la tratava mal y le avía dicho que le avia
dicho (sic) su virginidad
y
que él le respondió que mentía y
que ella avia callado
y
corivencídose dello. . Asimismo,
confiesa que le llamaron para confesar a una doña Ines de
Vargas, que agora es casada con Pedro Costilla, hijo de
Gerónimo Costilla, en el Cuzco,
y
entónces hera donzella,
a la qual comen9ó a confesar,
y"
estándola confesando, le
dió un género de desmayo,
y
que él le puso la mano en el
estómago. y se la traxo por la barriga y luego bolvió en sí
y dexó de hacerle aquel beneficio,
y
por ser tarde se dexó
la confision; y que se acordava que doña Beatriz Marro–
qu.i, muger de don Diego de Caravajal, le envió a llamar
para que viese una criada suya, que se llan1ava María de
Morales, y a de estar casada con un herrero, y la halló en
la cama yndispuesta, y rrepresentándole ella ciertas nece–
sidades y trabajos en que estava, él alargó su mano hasta
ponerla sobre el estómago della y despues sobre la barri–
ga,
y
viendo el peligro en que estava, la clexó, diciéndola
que se aparejase para confesar. Asimesmo, confiesa que
confesando en el Cuzco a una mestiza, hjja de un hombre
viejo que vive en la
c~tlle
de don Antonio Pereira, questa–
va en la cama enferma, la puso su mano en el estómago