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LA INQUISICION DE LIMA

sion, acusándose ella de sus pecados, la solicitó a actos y

palabras amorosas, preguntándola si tenia aficion a algu–

no, y diziéndole ella que

re~cebia

contento en ver cierto

religioso, aunque no para mal, la ynportunó que la dixes–

se quién era, y le preguntó si era él el dicho religioso, por

que la an1aba con mucha ternura, y la dixo que no comul–

gasse en otra missa sino a la suya, y así lo hizo, y luego se

desnudó y la hizo de señas ·y abragos que bolviese al con–

fesonario, y huelta, la bolbió a ymportunar mucho que le

dixese quién era el dicho rel

igioso

, y que ella por burlar

.dél, le dixo quél hera, con lo qu.al de muy contento, le di–

xo allí muchas palabras de an1ores. Dize, asimismo, que vi–

niéndola el reo una noche a confesar, que estava enfernw.

en la can1a, quedándose a solas para confesarla, vi eam

cornpellere voluit et carnaliter cum ea jacere, et quamvis

ad hoc non pervernisset, pollutionen1 habuit; y no que–

riéndose ella confesar con él, la persuadió y dixo que no

se confesase con otro, y le tomó la palabra y ella lo hizo

asi, despues que estuvo buena.

"Asirnismo, testifica contra él una doña

J

oana de Vera,

n1uger casada, de hedad de veinte y seis años, que en–

trando en un confisionario a confesar con el reo, la dixo

muchas palabras amorosas y aficionadas, muy ocasiona–

das para mal fin, y luego inmediatamente la confesó, y

est.o le aconteció mas de seys veces, y despues estando

1nal dispuesta en su casa, fué allá este :rreo, et multoties

eam m.anibus tetigit in mammis, cruribus, femoribus, eam

amplectens et osculans, et .inde oblectationem et pollu–

tionem habens. Asimismo, testifica contra este reo doña

Ysabel Pacheco, muger de Manuel Correa, de hedad de

veynte y siete años, que estando en ·el confisionario ántes

y despues de la confesion, le 'dixo el rreo muchas palá–

bras aficionadas y descuidadas y ocasionadas para que

ella sospechase

y

sinti·ese, como sintió dél, que la tenia

aficcion, amava

y

queria

y

solicitava para mal fin, dizién–

dola que si le quería

y

amava mucho

y

quél haría por

ella todo lo posible,

y

que era muy hermosa

y

muy dis–

creta, e despues yendo a su casa della, la habló y rregaló

tomándola las manos,

y

ella le abragó

y

besó, mordién–

dole el labio de su boca. Testifica, asimismo, contra él do-