Previous Page  121 / 382 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 121 / 382 Next Page
Page Background

CAPÍTULO V

99

delitos, de que, por no interrumpir el hilo de nuestra na–

rracion, habremos de dar cuenta aquí.

Luis Lopez, en efecto, no contento de haber escapado

bien de aquél negocio, que tan caro hubo de costarles a los

domínicos, dió en afirmar que Cruz era loco i que, sin

embargo, los Inquisidores le hacian hereje, "Y que no qui–

siera él tener la conciencia d.e Cerezuela.." Pero si los jue–

ces pudieron desentenderse de su participacion en el

negocio de Cruz i la Pizarro, no quisieron permanecer

impasibles tratándose de doctrinas atentatorias a su auto–

ridad i buen nombre, i, en consecuencia, le abrieron pro–

ceso.

11

Paresce, esponian los Inquisidores, por la ynformacion

que contra él avia ántes en este Sancto Officio, que en

los conjuros que se hicieron a doña María Pi9arro fué él

el principal exorcista

y

el primero que trata de que se le

12. Lopez, que era natural de Estepa, maestro en artes

i

bachiller

en teolojía, Miguel de Fuentes, (cuyo proceso veremos luego)

i

Ruiz

Portillo, que hacia de prelado, fneron los primeros jesuitas que vinie–

ron a

fun~ar

al Perú. He aquí lo que dice de ellos Fr. Diego de Cór–

doba Salinas ... <(Envió San Francisco de Borja. que entónces era jene–

ral de la Compañía, entresacando de muchos relijiosos que se ofrecieron

para mision tan difícil, a los muy reverendos padres Antonio Alvarez

(que murió en Panamá) Luis Lopez, Miguel de Fuentes,

i

por cabeza

i

prelado aquel insigne

i

a todas luces apostólico varon el padre

J

eró–

nimo Ruiz Portillo.))

Coronica, etc.

Sobre este último es curioso lo que

refiere Calancha, que recien llegados a Lima los padres, predicaba un

dia,

i

qu-e en esas circunstancias tembló la tierra: cdos que no quisieron

atribuir el temblor a efectos de filosofía, dice el cronista, lo juzgaron

por pronóstico \enturoso, pensando que se estremeció la tierra por te–

ner sobre si la Compañía del ejército de la gloria;» añadiendo poco

despues, que cce] temblor grande que acabamos de decir, fué en el Perú

al tiempo mesmo que en España se proveyó este Tribunal (la Inquisi–

cion) para esta monarquía,

y

si se hiciera el cómputo, se viera que fué

el mismo mes,

y

quizá el mismo día y hora; y el Demonio hizo temblar

la tierra porque venia el Tribunal de la fe a quitar la posesion al tirano

y dársela a su verdadero Criador.))

Coronica,

pájs. 616 i 617.

~fe]endez

añade que los domínicos «sirvieron y regalaron a los je–

suitas como ánjeles del cielo, que por tales los tuvieron nuestros frailes,

y todos los vecinos de la ciudad, porque a la verdad, eran anjélicas sus

virtudes, y en todo se mostraban mas que hombres.>)

Tesoros verdade–

ros,

t. I, p. 405. Portillo «acabó la vida con opinion de santo,» dice Fr.

Buenaventura Salinas,

Memorial de las kistoria;s del Nuevo ],fundo Pi–

'rú,

1680, p. 219.