Previous Page  201 / 462 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 201 / 462 Next Page
Page Background

186

INQUISICIÓN DE CHILE

un país, que, como se «expresaba Alcedo, parece

que bien pronto hace á uno judío.» Y si en un

principio los ministros del Tribunal se enviaban de

España, más tarde, cuando por economía se eligie–

ron de entre los mismos eclesiásticos peruanos, es

fácil comprender que, por lo mismo, menos dis–

puestos habrían de manifestarse á reaccionar con–

tra un sistema que entraba por mucho en los há–

bitos del pueblo.

Por más depravados que fuesen los Inquisidores,

es lo cierto que por el mero hecho de desempeñar

ese puesto, se creían con derecho, como la prácti–

ca lo confirmaba, á más elevados cargos, si cabe,

como eran los obispados. Desde Cerezuela, que

renunciaba una oferta del Rey en este sentido, á

Verdugo, Mañozca, Gutiérrez de Zevallos y hasta el

apocado é infeliz Zalduegui, que había comprado

el cargo y para quien, por su inutilidad, su colega

Abarca reclamaba una mitra, todos ellos preten-·

dían ese honor como la cosa más natural.

El apego que siempre manifestaron al dinero,

salvo contadas excepciones, jamás reconoció lími–

tes, considerándose el puesto de Inquisidor tan

seguro medio de enriquecerse que, como sabemos,

se compraban los puestos de visitadores, como des–

pués hubieron de venderse en almoneda pública.

hasta los destinos más ínfimos.

Su puesto lo utilizaron bajo este aspecto, ya co–

merciando con los dineros del Tribunal, ya par–

tiendo con los acreedores el cobro de sus créditos,

haciendo para ello valer las influencias del Santo

Oficio, ya imponiendo contribuciones, ya captando

herencias de los mismos procesados, yJ sobre todo,