CAP. VII-FUNDACIÓN DEL SANTO OFICIO
171
que defienden nuestra santa fé católica. Y manda–
mos que á ninguno sea lícito rasgar ó contradecir
con atrevimiento temerario esta esceitura de nues–
tra sanción) legación, estatuto,jusión, ostentación
y
voluntad;
y
si alguno presumiere ó intentare lo
contrario, sepa que ha incurrido en la indignación
ele Dios 'l'odopoderoso
y
de los bienaventurados
San Pedro
y
San Pablo. Dada en Roma, en San
Pedro, á primero día del mes de Abril del año de
la Encarnación del Sei'íor mil quinientos
y
sesen–
ta
y
nueve, en el año cuatro de nuestro Pontifi–
cado.»2l
En esta virtud, cada vez que la ocasión se ofrecía
en que la Inquisición debiera ejercer en público
algunas de sus ceremonias relacionadas con el de–
sempeño de sus funciones, tenía cuidado de exigir
á
los Vireyes, á la Real Audiencia
y
al pueblo el
juramento que insertamos en seguida.
El Virey juraba: «V. E. jura y promete por su
fé
y
palabra) qu e, como verdadero
y
católico Virey,
puesto por S. M. católica, etc., defenderá con todo
su poder la fé católica, que tiene y cree la Santa
21
Constitución de nuestro muy santo pad¡•e Papa Pío Quinto,
inserta en la
Relación del auto de {é
de Peralta Barnuevo.
No tenemos para qué entrar aquí en la enumeración de las gracias
que los P ontífices tenían concedidas á los Inquisidores, pero el lector
podrá encontrarlas en un libro impreso en Lima, en 1707, por Fer–
nando Romá.n de Aulestia,
y
reimpreso cincuenta años más tarde, por
mandato del Tribunal, que existe en nuestra Biblioteca
y
que se
intitula:
Summario de las indulgencias plenw·ias, Jubileos
y
g¡·a–
oias espil·ituales concedidas
po1'
los Summos Pontífices á los seño–
res Inquisidores, fiscales, etc.
La familia de Aulestia sirvió sin interrupción al Santo Oficio du–
rante más de ciento treinta años, según consta de la
R elación de
mé1·itos
y
se1·vicios de José Tor·ibio Román de A u lestia,
impresa por
1
orden de la n!arqt1esa ele i)fonlealegre, qu¿: tenemos á la vista.