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~QLISICIÓ~
DE CillLE
los tales delincuentes queden
y
sean sugetos
á
la
infamia de sus padres,
y
del todo queden sin parte
de toda
y
cualquiera herencia, sucesión, donación,
manda de parientes ó extraños, ni tengan ningu–
nas dignidades,
y
ninguno pueda tener disculpa
alguna ni poner ni pretender algún calor ó causa
para que sea creído no haber cometido tan gran
delito en menosprecio
y
ódio del Santo Oficio, si
no mostrare por claras
y
manifiestas probanzas
haber hecho lo contrario. Y lo que sobre los suso–
dichos delincuentes y sus hijos hemos estatuido y
mandado, eso mismo queremos
y
ordenamos que
se entienda
y
ejecute en los clérigos
y
presbíteros,
seculares
y
regulares, d·e cualquiera Orden que sean,
aunque sean exemptos,
y
en los Obispos
y
otras
personas de más dignidad, no obstante cualquiera
privilegio que cualquiera persona tenga; de mane–
ra que los tales, por autoridad de las presentes
letras, siendo privados de sus beneficios
y
de todos
los oficios eclesiásticos sean degradados por juez
eclesiástico como herejes,
y
así raídas sus órde–
nes, sean entregados al juez y brazo seglar, y como
legos sean sugetos á las sobredichas penas. Pero
queremos que las causas de los prelados sean re–
servadas á
osó á nuestros sucesores, para que,
inquirido
y
examinado su negocio, procedamos
contra ellos, para deponerlos
y
darles las sobredi–
chas penas, conforme
y
como lo requiere la atro–
cidad de su delito. Y cualesquiera que procuraren
pedir perdón para los tales ó
int~rceder
de cual–
quier otra manera por ellos, sepan que han incu–
rrido
ipso jacto
en las mismas penas que las sagra–
das constituciones ponen contra los fa-.;-orPcedores