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INQUISICIÓN DE CHILE

La arrogancia é insolencia que la impunidad ase–

guraba á los Inquisidores por su carácter

y

que se

extendía hasta el último de sus allegados, desde

un principio no reconoció límite alguno. Los dis–

gustos, bochornos

y

contrariedades de toda espe–

cie que los procederes inquisitoriales ocasionaron

<;lurante los dos siglos y medio que el Santo Oficio

funcionó en los dominios españoles de América,

á

todas las autoridades civiles, comenzando por los

Vireyes, y aún á los eclesiásticos, serían intermi–

nables de contar. El arma poderosa que el Rey

<c¿Qué autoridad podrá tener un mozo desta calidad cuyos condiscí–

pulos están todavía en los colegios y escuelas, y con conocimiento de

su poca aplicación? ¿Qué despacho tendrá este Tribunal con ministro

de tan cortas prendas y talento; cómo podrá mediar tantas compe–

tencias como cada d[a ocurren con los Vireyes, Audiencia , Obispos

y

Corregidores, donde es más necesaria la prudencia que

~e

adquiere

con el curso y experiencia de los negocios, ni qué concepto y estima–

ción se tendrá de las sentencias y determinaciones del Santo Oficio

conociendo todos la cortedad deste sugeto? ¿Qué aprecio hara.n el Vi–

rey y Audiencia de la Inquisición, viendo que se compone de mitús–

tros iletrados

y

que si estuvieran en Lima apenas alcanzáran un

curato?

<cEsto mismo decimos de los demás que propuso Vuestra Alteza

para plazas desta Inquisición, y es, sin duda, que si alguno dellos la

consigue, ha de ser en descrédito del Santo Oficio y de mucho deser–

vicio de Dios, por las cortas prendas y poca ó ninguna estimación

que tienen en este reino.

<cMuy malos principios de pretendiente son los de don Tomás de la

Cueva, pues envió á su hermano un cuaderno, de dos dedos de alto,

de sátiras contra el excelentísimo señor Inquisidor General, que se

recogerán por este Tribuni!.l el primer d[a de concurso grande que

hubiere y la misma diligencia se hará en todo el reino, como se dis–

puso con otro papel de las duda.s que se proponían á las Universida–

des de España.

«Guarde Nuestro Señor á Vuestra Alteza muchos y felices años como

la cristiandad ha menester. Reyes, 21 ele l\Iayo de

1669.-Don C1·is–

tóbal de Castilla

y

Zamm·a.-Doctm· don A lval'o de Iba1·ra.-Doc–

tor Juan ele Hue1·ta Gwtiirrez.» Lib1·o 760-14, fol. 351.