CAP. VII-FUNDACIÓN DEL SANTO OFICIO
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dello resultan son patentes: el primero, la corta
idoneidad ele los sujetos para tales confianzas; el
segundo, el exceso con que abusan de la potestad
que se les da, por más que se les limite, llamán–
dose comisarios, alguaciles mayores y familiares
del Santo Oficio, y valiéndose deste nombre y ex–
cepción para cien mil dislates y competencias de
j urisclición; el tercero
y
más considerable) la opi–
nión en que se introducen ele personas calificadas
por el Santo Oficio para sus pretensiones, casa–
mientos y otras utilidades. »l7
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Ca,·ta de Gutié¡•¡•ez Flo1·es de
31
de Ene1·o de
1626.
No podemos menos de tl'anscribir aquí la nota que los Inquisidores
enviaron al Consejo á pL'opósito de un pretendiente chileno.
"Muy poderoso seiior.-En carta de once de Septiembre de sesenta
y
ocho ordena Vuestra Alteza se hagan las informaciones de los pa–
dres y abuelos del doctor don Tomás Pizarra, natural de la ciudad
de Santiago en el reino de Chile, á quien el excelentísimo seiior In–
quisidor General hizo gracia de pruebas de oficial del Santo Oficio.
Con esta ocasión nos vemos obligados á representar una
y
muchas
veces á Vuestl'a Alteza, se sirva de tener entendido que la Inquisición
del Perú tiene de juridición más de mil y seiscientas· leguas,
y
que
continuamente se está asistiendo á los comisarios de los partidos; que
está fundada en la ciudad de Lima, donde residen Virey, Audiencia,
Tribunal de Cuentas
y
dd Cruzada, Arzobispo, Cabildo secular y
eclesiástico, Uni\•ersidad, cuyo cláustro se compone de más de cien
doctores de todas facultades, y las religiones mendicantes en número
crecido,
y
la república de mucho númel'o de gentes, comercio rico y
caballeros de lustre
y
grande lucimiento. Siendo esto así, no podemos
dejar de significar el desconsuelo que nos ha causado el orden de
Vuestra Alteza sobre estas pruebas, porque parece que miran, á lo
que se ha entendido, de que don Tomás vuelva con plaza destc Tri–
bunal. Este sugeto es incapaz de poderla servir: ayer le vimos en esta
ciudad sin ningún crédito de letras; gastó la mayor parte del tiempo
de sus estudios en vender
y
emplear los géneros de mercaderías que
le enviaban sus padres del reino de Chile y con su procedido fué há–
cia las provincias del Tucumán y empleó en mulas, y con el precio de
ellas pasó á Espafta, sin crédito ni reputación en letras y virtud,
pues nunca tuvo acto literario de los que acostumbra la juventud.