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C;\P· VI-LOS OBISPOS INQUISIDORES

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dicho que «Nuestra Señora no había parido por el

vaso natural sino por el ombligo.» Lisperguer no

negó el hecho, pero aunque sostuvo que pro–

nunció tales palabras loando á

la Virgen Ma–

r.ía

y

en vista de habérselas oído á una persona

que nombró, que afirmaba que cierto Santo lo de–

cía así, y á pesar de que él mismo se había den un::

ciado ante un juez eclesiástico que le dió por libre;

no obstó todo eso, sin embargo, para que, por

Octubre de

1566,

fuese penitenciado en abjura–

ción

de vehementi,

á que oyese una misa en forma

de penitente y á que pagase dos a'rrobas de aceite:

todo lo cual cumplió fielmente el reo.1

1

En los libros del Cabildo de Santiago se encuentran dos refereri–

cias al proceso de Lisperguer. Es la primera el acta de

6

de Noviem–

bl"e de

1566,·

donde se lee que habiénclose presentado Lisperguer

á

jural" su cargo de regidor, elijo: «que por cuanto por la justicia ecle–

siástica los días pasados fué promovida cierta demanda contra él,

que 'le mandó hacer cierta penitencia, la cnal cumplió como obedien–

te hijo ele la Santa Iglesia,

y

para que conste

á

los señores deste Ca–

hildo ele cómo él cumplió sin mácula, ni nota de infamia ni inhabili–

dad alguna por lo sucedido, hizo demostració11 de un testimonio

el

el

dicho auto proveído por el provisor de esta ciudad Francil;co Jimé–

nez, en el cual pareció declarar

á

el dicho Pedro Lisperguer por ca–

p:tz de tener é usar cualquier oficio,

y

por razón de la dicha senten–

cia, no tener impedimento alguno, lo cual parece declaró con el parecer

ele Jnan de Escobedo, su asesor, según que por el clicho testimonio

~e

eo111iene, que estaba firmado del dicho Francisco Jiménez,

y

sig–

nado

y

firmado de Francisco Sanchez de Merlo, notario.»

gn vista de esto, la corporación comisionó al teniente de goberna–

dor Hernando Bravo p:tra que verificase la relación de Lisperguer,

y

·en efecto, el

1-1

de Dicíembre de ese aiio de

1566,

Bravo confirm6

lo aseverado por aquél, diciendo no haber sido condenado por hereje

ni ateo,

y

que había hecho penitencia pública.

Don Benjamín

Vict~í1a

Mackenna,

Histo1·ia de Santiago,

I, pág .

1015, que fué el primero que hizo alusión al p1'oceso de Lisperguer,

y

más tarde don Crescente El'rázuríz en sus

Oríg~nes

de la Iglesia

chilena,

nota á la página

163,

han debido limitarse

á

conjeturar lo

octlrrido á Lisperguer, sin acertar COilla verdadera

explicac~ón,

como

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