136
INQUISICIÓN DE CIDLE
Fué, pues, acusado de que leyéndose cierto es–
Cl'ito que se presentaba, precisamente en el negocio
ele Escobar, llegando en la lectura donde decía
«yo siempre he tenido y tengo lo que tiene y cree
la Santa Madre lglesia de Roma, como católico
cristiano é hijodalgo,» Paredes exclamó «eso mis–
mo tienen los herejes cuando los están quemando.»
Habíase recibido también contra él otra infor–
mación, porque estando declarado por excomul–
gado por cierto juez ejecutor de letras apostólicas
-fray Cristóbal de Rabanera, según se recordará–
quitó una cédula que se había fijado en las puer–
tas de la Iglesia, por mandado del juez, añadiendo
«con este papel ó con esta excomunión me lim–
piaré yo el rabo.))
Estas dos informaciones obraban en poder del
Arzobispo de Lima á quien se habían remitido
desde Santiago, y el que las envió al Santo Oficio
luego de su llegada. Visto el negocio en con–
sulta por los Inquisidores, se votó en que se man–
dase á Paredes que tuviese por cárcel la ciudad de
Santiago, mientras el Comisario á quien se remi–
tían las instrucciones correspondientes tramitaba
el proceso. Hízose, pues, así, y respondiendo Pare–
eles á
la.
acusación, manifestó que cuando el nota–
rio, leyendo la petición
ú
que se aludía, había lle–
gado donde decía que creía ó confesaba lo que la
Iglesia, sin oir otra palabra alguna expresó que
((muchos herejes confiesan la Iglesia y los que–
nHlllll
lo cual dijo porque en Sevilla había visto
quemar ciertos herejes que decían que creían en
Ja Iglesia;» y que había dicho el maestro Salas,
que llaman el Canario, que los herejes entendían