CAP. VI-LOS OBISPOS INQUISIDORES
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estando conclusa la causa en definitiva, la remi–
tió el dicho vicario al Obispo de la Imperial y él á
este Santo Oficio, y sin hace1·se más diligencia en
el dicho negocio, se vió en consulta y se votó 'en
que pagase la reo doscientos y cincuen ta pesos en–
sayados para gastos del Santo Oficio
y
se notifique
]a sentencia
á
la reo en la dicha. ciudad ele la. Con–
cepción :ante el dicho Vicario y de dos clérigos
presbíteros de misa. ))7
Y, por fin, Gabriel de 'Villagrán que había sido
sentenciado por el Ordinario en la Imperial por
cier&as palabras malsonantes, y á quien bien pronto
había también de encausar el Santo Oficio.
Según lo que precede se ve que, salvo los casos
ele Lisperguer y Cortés que habían sido peniten–
ciados e·n Santiago, los demás r eos acusados ele
cosas pertenecientes á la. fé te nían sus procesos
pendientes, los cuales, en conformidad á disposi–
ciones superiores de q ue vamos ya á dar cuenta,
fueron todos, como era. n atural, remitidos al cono–
cimiento del tribunal del Santo Ofició para. ese ex–
clusivo objeto establecido, y en adelante tra:r;nita–
dos siempre por sus comisarios ó delegados fuera.
ele la capital.
8
7 Según carta de Juan de Saracho, de 18 de Marzo de 1575, dof1;1
:\!aria había pagado la multa
á
principios ele
esP
afio .
«Pa!'csce que •:ste proceso se debier;t sustanciar col'
el
Fiscal, clc.:ía
HPiz
ele P rado,
y
hace~se
en f01·ma con la reo en el Sancto Oficio.»
8 De los antecedentes ele que podemos disponer no consta de una
manera terminante si hubo algunos otros reos procesados en Chile
;w l,;s ele la llegada del Santo Oficio
i
Lima, pues los elatos que nos
>ll!nini;;tran l<J.s relaciones ele Ruíz ele P1·ado, son
á
veces bastante
<~ Jubiguas
sobre el particular. Cuando habla de expedientes tramita–
dos ante los comisarios
y
j
ucces ele comisión del Santo Oficio, no
J..!Uedc a.brigarse duda alguna; pero no sucede lo mismo cuando em-