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EL RÍO DE LA PLATA
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temporal, lo cual es error y herejía como suena., y
en este sentido lo abjur(')
ele
le~Ji,
y digo y confieso
qüe el Sumo Pontífice es vicario general, en lo es–
piritual, de Cristo, nuestro seiíor, á quien todos he–
mos de obede-cer y estamos subjetos, y haber yo
dieho lo contrario fué por inadvertencia y con poca
consideración.
c<lten, confieso que dije que yo dispensaba con
los indios para que pudiesen trabajar los domingos
y fiestas de guardar,
y
les absolvía de la culpa,
Digo que esto es error manifiesto y herejía, y en este
sentido lo abjuro
de
le~Ji
y conneso que haberlo
dicho y hecho fue escándalo; y que lo dije inconsi–
deradamente, y entiendo que no les puedo yo absol–
vet' ni dispensar, por no tenor poder para ello; y
que algunos .días les hice trabajar para sacar una
acequia do- agua para sus sementeras, y algunas
fiestas trabajaron en mi casa.
«Iten, confieso que dije que ningún clérigo de los
que estaban en aquella gobernación hatlia tenido
poder para administrar los sacramentos, ni había
Yalido lo que habían hecho, sinó un clérigo que yo
había proveido, lo cual decirlo es un error notable
y herejía, que corno talla abjuro
de let.-"i,
y digo que
lo dijo sin consideración alguna,
y
confieso que los
sacerdotes proveídos por sus prelados tienen abto–
ridad para lo susodicho, y los demás nó.
«Iton, confieso que dije que no había otro Papa
ni obispo sinó yo. Digo que .esta proposición así
dicha es herética; y me hice más sospechoso
de lem
en ella por habe1· dado un mandamiento y pregón
para que nadie hablase al Vicario; y confieso que
no pude dar el dicho mandamiento ni pregón,
é
abjuro
de levi
por tal la dicha proposición, y en-