EN EL RÍO DE LA PLATA
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contrición
y
encomendarse
á
Dios con el corazón;
, que había dicho que no confiasen mucho en rezar,
pues él había conocido
á
un hornbre que rezaba
mud10
y
había parado en el infierno,
y
á un rene–
gador que se había ido al cielo; que dijo que si vi-
_viesen en una república un herrero
y
un clérigo,
habiendo de desteerar á uno ele ellos, que preferiría
dester;t'ar al sacerdote; que absolvía á los indios
y
les disrensaba para que pudiesen trabajar en los
día~
festivos; que ningún clérigo de los que residían _
en Tucumán, salvo uno que él había puesto, á quien _
unas veces daba licencia
y
ott'as nó, tenían poder
para administrar los sacramentos, mandando que
no Hamasen vicario al que era,
y
que, habiendo
pnesto las manos en él, no ·se tenía por excomulga–
do; que nohabía allí otro Papa, obispo ó rey sino él;
que las excomuniones eran terribles para los hom–
b,recillos y no para él; que á los que iban á oir misa
á casa del dicho vicario,
les decía q:ue eran lutera–
nos; que sostenía que ningún sacerdote que no fue–
se cásaclo podía dejar de estar a.rnancebacló ó
com~ter ot.ros delitos más feos; que habiéndose ido á
confesar, le dijo él confesor que estaba excomulgado
y que se absolviese y satisfaciose, á lo que había
contestádo que, por la opinión del pueblo, si le que–
ría absolver, que le absolviese; q-ue se hacia más
servicio á Dios en hacer mestizos que el pecado que
en ello so cometía; que sostuvo que Platón había
alcanzado el evangelio ele San Juan
In principio
emt Verbum;
que
el
cielo
y
la tierra faltarían,
pe~o
que sus palabras no podían faltar; etc.., etc.
1
1.
El proceso de Aguirre, que se conservaba
á
fin es del siglo
X
Vi,
parece que se ha perdido; pero el vi ilador Ruiz de Prado