EN EL RÍO DE LA PLATA
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aún se concertaron el Obispo
y
Presidente de esta
ciudad (de la Plata) para que me prendiese á mí e l
obispo por la Inquisición, y me tuvieron donde no
no podía decie
la causa de mi prisión, ni .nadie la
sabía, mas de la voz de Inquisición, hasta tanto que
por mi parte se apeló para el Arzobispo de Los· Re–
yes de no haber caso de inquisición, ni haberlo yo
jamás pensado, y de mi injusta prisión, y así estoy
agora en esta ciuClad, donde diciéndole al Obispo
que pM qué lo había usado tan mal, respondió á los
que se lo decían, que era mejor cargarme á mí la
culpa por excusar muef'tes ele los que me habían
prendido. Vea Vuestra Majestad si era más justo
que padeciese mi honra y mi persona por haber ser–
vido á V.
~'l.
y
porque pedía á un clérigo que fué de
parte del Obispo que me mostrase mandado ele V. M.
para que se le acudiese con los diezmos, porque de
otra manera yo no consentiría sinó que se metiesen
en la Real Caja, como hasta allí se había hecho; y
deste desacato que tuve con el clérigo me hizo el
Obi. po caso ele inquisición
y
oteos más principales,
que fué, lo uno, decir yo que V.
M.
era vicario ge–
neral en estos reinos y que yo estaba en su real
nombre, y también que dijeque, si
nece~ario
fues e,
moriría por la fe do Jc:::;ucristo tan bien como murió
San Pedro y San Pablo. Estas fueron las principa–
les causas que el Obispo tuYo, y la más principal
01
no haberle q uoriclo acucl ie [con] los diezmos, sin
proYisión ele Y.
~1.,
y
por esto quiso favorecee los
tira110S
y
tan notorios cleser\'iclores de V .
M.
y que
carta escrita por el mismo Aguirre al Rey, con fecha
20
de diciem–
bre de 1:>67. Bien se deja comprender cuan breves hemos debido
ser, teniendo que concretarnos
a
colacionar lo indispensable para la
inteligencia del proceso seguido
a
Aguirrc por la Inquisición.