EN EL RÍO DE LA PLATA
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aún se negase á autorizar la visita, levantar infor-
mación del caso y enviarla al Tribunal.
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¡
Poco después el Tribunal se dirigía al Inquisidor
General dando cuenta de los particulares que le ha–
bían sido transmitidos por el comisario de Buenos
Aires, proponiendo que se recabasen del Rey órde–
ne~
para el Virrey del Perú y Gobernadores del Pa–
raguay y Buenos Aires para que en lo relativo á los
portugueses dejasen ejercer libremente su ministe–
rio al Santo Oficio y sus comisarios, y que las v,i–
sitas de los navíbs se hiciese11 primero por éstos,
«porque de no hacerse así, no se remediaría nada, ·
porque saliendo las personas prohibidas, se hliirán
y entrarán en el reino)); que se conminase con penas
á las autoridades que se opusiesen
á
estas diligen–
cias de los comisarios; y,' por fin, que nadie pudie–
se salir del país sin su expresa licencia.
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'
Trejo, mientras tanto, se manifestaba i.ncansable
en su persecución
á
los portugueses fugitivos. De
los que con acuerdo del Gobernador estaban presos
en el castillo, había vuelto á embarcar unos cuaren–
ta, y como supiese que estaban «abriendo camino))
para pasar al Perú por San Pablo, se
fu~
en 1620 á
leer á la 'Asunción los edictos de la fe, y al tener no–
ticia que habían pasado por allí nueve, luego escri–
bió á los comisarios de Tucurnán y Potosí dándoles
las señas de todos ellos para que ccviviesen con cui–
dado si por acaso aportasen por allá>>.
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A renglón seguido se dirigió también al Consejo ,
de Inquisición dando cuenta de todo lo obrado en la
1.
Carta de
29
de Noviembre de
1608.
2.
Carta de Verdugo de
20
de Abril de
1620.
3. Carta de Trejo al Inquisidor General, Buenos Aires,
24
de Mayo
de 1621 .
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