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LA INQUISICIÓN
eomisión con preguntas y repreguntas; y en la oca–
sión que dijo que mataría á palos á todos los deste
pueblo, dijo ¡voto á Cristo! que si el Hey no me oye,
que me tengo de ir
á
Ingalaterra entr.e her.ejes, y
tengo de traer navíos
á
este puerto, y con ellos he de
destrqir á este pueblo
y .
quemarlos á todos. ¡Voto á
Cristo!
- Había hecho mal, en efecto, eljoven y arrebatado
licenciado en embarazarse con los religiosos, porque
lu,ego los jesuitas no.mbraron
á
Treja juez conser–
vador, aunque trató de resistir el nombramiento,
según dice, y en 20 de Abril de i621 apercibió con
excomunión mayor, en caso de negarse, al capitán
Lucas Hernández para que, alzando vara de justicia
con la gente que le pareciese, fuese á la morada de
Delgado y echándole un par de grillos le llevase
preso á las casas del Cabildo y le guardase allí con
centinelas de
vista~
condenándole luego en destie–
rro por diez años
á
Orán y en dos mil ducados de
multa.
1
Pero volvamos á los portugueses. Tanto el Tribu–
nal de Lima como el comisario de Buenos Aires ha–
bían puesto naturalmente en noticia del Consejo
lo que estaba ocurriendo respecto de los portugueses
en Buenos Aires, y al ver que en aquel alto cuerpo
se difería tomar alguna resolución sobre un negocio
que se creía de importaneia, volvían algún tiempo
después los inquisidores limeños á reiterar sus pri–
meras instancias.
«Y por otra de 9 de Diqiembre de 1622 dice V. S.,
expresaban, se quedan viendo los papeles tocantes
á los portugueses que entran por Buenos Aires. De-
¡.
Carta de Trejo al Consejo,
24
de Mayo de
1621 .