EN EL.RÍO DE LA PLATA
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de trece años que estoy en• este puerto con la comi–
sión de ese Santo Oficio, y lo he visto que pasa así,
y en la ocasión presente donde tantos judíos andan
huyendo del Santo Oficio es infalible que han de en–
trar por este puerto muchos de esos judíos, sin que
yo lo pueda_remediar.»
1
«Entiendo, concluía, que el remedio más eficaz
para que esta gente maldita de Dios no pasen, á lo
menos por este puerto con tanta libertad y desorden,
fuera que la Inquisición de Lisboa ordene
á
todos
los comisarios que tiene en los estados del Brasil que
con censuras y penas pecuniarias manden á los maes–
tres y pilotos de los navíos que vin'iesen á este puer–
to no t.raigan pasajeros
y
marineros sin que muy
cumplidamente les conste· ser cristianos viejos
y
limpios, haéiendo lista de ellos,
y
enviar un tarfto re–
mitido al comisario de Buenos Aires pat·a
qu~
cuan–
do
va~
l1acer la visita á los navíos que llegan aquí,
vea si vienen otras personas más de las conteni–
das».
En el Tribunal se recibieron por la vía de Chile
estas indicaciones
y
noticias del comisario, aunque
no les dió la impol'tancia que éste imaginaba. Celoso
ante todo ele sus prerTogativas
y
fueros, le preocupó
más la presencia del Inquisidor portugués en el Bra–
sil que la entrada de los supuestos judíos en Buenos
Aires. Envióle instrucciones detalladas sobre lama–
nera conque debía conducirse en sus relaciones .con
aquél; y en cuanto á lo segundo, se limitó á recor–
darle que se ajustase á las cartas acordadas ,de ad–
Yertencia.s que se le habían despachado antes sobre
la misma materia, acompañándole, á la vez, un du-
1.
Carta al Tribunal de Lima, Buenos Aires,
22
de Abril de
1619.