EN EL RÍO DE LA PLATA
155
esta vez' tan listo que no dejaron desembarcar á aquél
y le despacharon en otro navío para el Brasil.
«Tenemos por cierto, exclamaba el comisario con
motivo de estos hechos, que ha de venir mucha gen–
te huida, judíos de España y del Brasil... que, cierto,
pide remedio la facilidad con que entran y salen ju–
díos en este puerto, sin que se pueda remediar, que
como son todos portuguet:es, se encubren unos á otros.
Yo estoy con muy gran cuidado y vigilancia, concluía,
y deseo que Nuestro Señor descubra en un tiempo al–
gún camino para que sedescubraalgúnjudaísmo, que
entendemos está oculto en estasdosgobernaciones.>>
1
Motivo de no menos cuidados y de dudas había
sido para el Comisario del Santo Oficio lo que esta–
ba sucediendo en el Brasil. La Inquisición de Lisboa
había enviado alli
á
uno de sus ministros, que iba
prendiendo
á
muchos judíos y judaizantes, gente
que había sido desterrada de Portugal y que con esta
ocasión trataban de escaparse adonde podían, ya
á
Holanda ya á otras partes. Claro estaba qne por la
vecindad no pocos,-y todos sospechosos en las cosas
de la fe,-habian de intentar pasar al Río de la Plata.
«Yo vivo, decía el comisario al trascribir estas
noticias, con el recato posible, hasta que el diablo
rompa las suelas de esta mala gente y demos con
alguna redada, que se van poblando y casándose en
este puerto y dos gobernaciones. ))
2
1.
Carta del Licenciado Francisco de Trejo
á
la JnquiSicióo de
Lima, Buehos Aires, 26 de Abril de 1619.
Según entendemos, este licenciado era hermano ó sobrino de Fray
Hernando de Trejo, provincial de los francisotnos en el Perú, que
había sido nombrado obispo de Tucumán por real cédula de 9 de
Noviembre de 1S92.
2.
Carta de don Francisco de Trejo, Buenos Aires, 31 de Diciem–
bre de 1618.