EK EL RÍO DE LA PLATA
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ped del arzobispo, subía á
las habitaciones de un
sobrino suyo, que estaban contiguas á las de López
de Lisboa, en el mismo palacio arzobispal, y como
no lo encontrase, sintiendo ruido de azotes en el
cuarto de López, se puso muy quedo á escuchar á
la puerta, y mirando por el agujero de la cerradura,
vió luz y oyó una voz que decía ((embustero, em–
baucador, por eso te pusieron á crucificar entre dos
ladrones;>) y sonaban los azotes; y decía más, que
si era justo, santo y bueno, hijo de Dios, como se
decía, que por qué no se libró de aquella muerte que
le dieron, etc.; acertando en seguida á descubrir
que estas palabras se las dirigía López á un crucifijo
que tenía debajo del dosel de su cama, que había des–
colgado de su sitio para prop·inarle la azotaina.
Se decía también que el denunciado, en una oca–
sión, con motivo de la traducción: de cierta pala:bra
lati.n a; había expresado su significado en hebreo,
repitiendo «dos
ó
tres vocablos no más que sonaban
en la misma lengua.>>
Se añade igualmente que el hijo del supuesto reo, .
el celebrado Diego de León Pinelo, uno de los m-ás–
notable~
literatos 'de Lim.a durante el período colo–
n.ial, cuando oia misa, al tiempo de alzar, se daba.
golpes·en el. pecho, pero que· en lu'gar de adorar 'la
hostia, ·tornaba ·la cará
á
otro · lado; de lo cual
·se
murmuraba
~ilcho' en
Ia ciudad.
·
Con tales precedentes, los Inquisidores ·se pusie–
ron
á rastrear ·luego la ' vidá anterior del acusado,
logrando .descubrir de que
~- SU.
padre y á un
tío
SU~
yo habían quemado en Lisboa, por cuya razón se
había escapado·á Valladolid y pasado de alli á Bue-:–
nos Aires y Córdoba del Tucumán; que en esta ciu–
dad era.voz pública que había azotado
á
un crucifijo, ,