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LA
INQUISICIÓ~
capi tán del regimiento de Aragón, el Tribunal de
Cartage na era requerid o para que procediese á su
captura .I E n confor midad á es ta ins tancia, envióse
al comisario de la Habana el mand ami ento de prisión,
que fu é devuelto con la nota cede qu e habiéndose
pu esto en un castillo á dicho Mirand a, por orden de
la Corte, á cau sa de diferentes sucesos en qu e había
incurrido, )) e1 Marqués de Casa- Cagij a.l, cuyo ede–
cán era, cele dió escapada,
y
se pasó
á
los america–
nos, por cuyo motivo no se había verifi cado su -arri–
bo, ni se esperaba,
y
juzgamos qu e no tenga efecto,
añadí an los in quisidores, r especto
á
qu e siendo de
bas tante consideración sus delitos, hu ya del cas tigo
que merezcan. En tre tanto, se le ha prevenido . al
comisario esté
á
la vi sta por si llegase
á
aquella
ciudad.))
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1.
Carta d el Tribu na l de Sevi!la, 16 d e octub¡-e- de 1782. «Mandó
V. A. por el auto d e 5 d e febrero de este año fu ese p reso con em–
b a rgo d e bienes, se
le siguiera su causa h asta s u definitiva
y
al
tiempo de su prisión se reconociera n las pi nturas, libros
y
papeles
que tu viese, recogiéndole los p rohibidos .n Carta d e Vi llegas ,
y
Mo–
riana, 18 d e septiembre d e 1783.
2.
Carta d el Tribunal de Sevilla, 4 d e m arzo d e 1789. He aquí un
curioso d ocumento qu e parece referirse
á
Mira nda:
«El día 12 d::l
pasJ.donos comun icó reservadame nte el Excmo.
señor Arzobispo-Virre y d e este reino hallarse con las órdenes más
estrecha s de la Corte para la aprehensión de un sugeto que andaba
fug-itivo por las colonias extranj eras d esta inmed iació n,
y
que es–
tando asegurado
y
próximo
á
llegar
á
este p uerto en fu erza de sus
p rovidencias , consideraba qu e d eb iendo entra r en es ta ciudad y
custodiarse con el m ayo r sigilo
y
seguridad m ientras d isponía re–
mitirlo á Espa ña, no veía otro paraj e en qu e esto se pudiese verifi–
car que el de las cárceles d esle Trib un al: por ta nto, nos manifestó
estimaría que, llegado el caso d e su_a rribo, nos hiciésemos cargo de
d icho reo,
á
fin de qu e en todas sus p arres tuviesen c um p lido efecto
las reales·intenciones de S. M.- A vista d e u na s ú p lica d e esta na-