EN CARTAGENA DE INDIAS
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La necesidad de allegar recursos se hab ía hecho
tan precisa que en 1739 tuvieron necesidad los
mi–
ni stros de vender á censo las casas del fisco de la
Inquisición, y en principios de 1754 se viero n obliga–
dos á pedir dinero prestado á un comerciante. Pedían
por todo esto, se disminuyesen las plazas,
y
hasta to–
maban pretexto de la muerte del arzobispoAzúa, ocu–
rrida allí en abril, para suplicar se consiguiese los co–
rridos de la vacante
1
con el rey, quien, apiadado alfin,
por cédula de junio 1766 les concedió 12600 pesos en
aquella renta para que los emplearan en la reedifi–
cación de las casas del Tribunal.
2
Poco después del fallecimiento ele Laiseca, que tuvo
lugar e_l19 ele diciembre de 1712, en 30 de agosto del
año siguiente ll egaba como fiscal don José Antonio
Gutiérrez de Zeva.llos.
De esa época. el único incidente digno de recor–
darse es la enemistad profunda que los ministros
del Tribun al habían cobrado al obispo don Antonio
Marí a Cassiani,
y
á quien trataron de hosti lizar
cuanto pudieron, ordenando desde luego calificarle
un edicto que había hecho publicar sobre el jubileo,
levantando en su contra. multitud de exped ientes
aún por las cosas más frívo las, que acusaban ver–
dadera pasión,
y
desatándose en hablar pestes en su
contra, llamándole co lérico, a ltanero, inquieto , ar–
diente
y
de genio sedicioso.3
Ozaeta se regresó á Espaíia en agosto de 1716,
transladado al Tribunal cleLlerena,
y
don Tomás Gu-
1.
Carta de
14
de junio de
17S4.
2,
Cartade
12
marzo de
1777.
3. Carta de
g
de agosto de
171S.