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LA INQUISICIÓN
tagena, con tan poca suerte para el Tribunal que si
bien en el primer ataque sólo cayó una bomba ene–
miga en el departamento del alcaide en un pasillo
que tenía á las cárceles secretas, en un segundo es–
talló otra. que desmanteló toda. la casa y hubo que
derribarla.
r
Por fortuna, los papeles
,P.
el Santo Oficio
escaparon intactos, porque se tuYo ]a precaución de
transportarlos hasta la villa de Tenerife, cerca de
Santa "Marta.
Como remate ele estos suce. o , diremo que, jun–
to con comenzar
81
siglo XIX
... e demolieron las
cárceles
secreta~,
con el propó ito de reedificarlas,
es cierto, pero sin que ·este propó ito ll egara ya
á
cumplirse .
Antes do tratar del torcer punto que dejamos enun–
ciado como materia general de lo procesos de e ta
época, es oportu11o que digamo
algo acerca del
personal que había tenido allí el Santo Oficio hasta
entónces .
Por eso entonces ya Escalante era muerto_(22 de
febrero de 1738) y figuraban en el Tribunal don
Francisco Antonio de Ilarduy y don Francisco Caye–
tano de 1\Iencliguren. Don Lucas Bonilla Portillo
tomaba posesión del cargo de promotor fiscal é inqui–
sidor el 16 de mayo de 1743 para fallecer poco des–
pués, el 8 ele septiembre de 1746, de apoplegía y sin
confesión. Mendiguren le seguía el 15 de enero de
1749.
.
Por lo que queda dicho se comprenderá que el
cargo de inguisidor en Cartagena. distaba mucho de.
1.
Carta del Tribunal al Consejo,
29
de octubre de
174 r.