EN CARTAGENA DE INDIAS
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amonestaron al dicho Manuel Alvarez que diga la
verdad, no se quiera ver en tanto trabajo, ó se man–
darán entrar los ministros; y estandv dentro, le man–
daron desnudar,
y
estándose desnudando, le amo–
nestaron que di ga la verdad y no se quiera ver en
tanto trabajo, porqu e se le mandarán poner los cal–
zones de
la
vergüenza, elijo: «señor, yo no tengo que
decin). Yhabiéncloselepuesio los dichos calzones, se
le volvió á amon estar que diga la verdad, ó se manda–
rá poner en la crucha. Dij o; «¡ay! que soy quebrado
y
se me salen las tripas; pónganme un bragueroh)
Y amonestándole los dichos señores inquisidores
diga la verd ad,
ó
se mand a rá amarrar, y estándole
amarrando, dijo: «¡qué he de decir! mira que tengo
una carne salida en los brazos)); y estando amarrado,
le mandaron los dichos sel1ores Inquisidores ama–
rrar los brazos, y estáncloselos amarrando, se le
volvió á amonestar diga la verdad, diga la verdad,
no se quiera ver en tanto trabajo, á que no respon–
dió; y viendo que no respondía, se le mandó· amarrar
la pierna derecha, y se le amonestó diga la verdad,
no se quiera ver tanto trabajo, dijo:
<(~eñor,
no sé
cosa alguna, así Dios me dé remedio »; y amones–
tado que diga la verdad ó se le mandará apretar,
dijo: «qué he ele
decir~
y estándole apretando dijo:
«¡ay! señores, por amor de Dios, yo diré la verdad;
¡ay! diré la verdad, yo la diré, paren por amor de
Dios)): con que fueron mandados salir los minis–
tros)).
r
La causa se remitió al Consejo, donde, por senten-
J.
Libro 768, hoja 336 vuelta
y
337.
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