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LA INQUISICIÓN
cia de 25 de agosto ele 1651, ordenaron que por
muerte de.l reo debía sacarse su estátua con insig–
nias de relajado, en el primer auto público de fe
que hubiese, y que sus huesos fuesen desenterrados
y
entregados á la justicia y brazo seglar y su me–
moria y fama se condenase, con confiscación de bie–
nes.
En 28 de abril ele 1654 tuvo ltigar otro auto de fe
en el convento de Santo Domingo, que comenzaba á
ser preferido ya para esas fiestas á la Catedral, con
Laureana del Vasto, acusada de dar yerbas para
atraerse el amor de Jos hombres.
El doctor Jorge de Vill alobos, médico de Santa
Fe, portugués, procesado porque no quería dar li–
mosna para una imágen de San Roque, fué conde–
nado en 1653 en multa y destierro de dos años;
y
en
22 de julio del mismo aüo celebraban nuevo auto par–
ticular de fe en la iglesia de Santo Domingo con
seis penitentes: Benito Henríquez, portugués, veci–
no de Caracas, por judío, reconciliado, y castigado
en otras penas; Mateo, negro, como hechicero y
sortílego, abjuró
de levi,
se le dieron doscientos
azotes por las calles públicas y füé destinado
á
servir
por diez aflos en el convento de Santo Domingo;
Domingo López, negro, criollo, por los mismos de-_
li tos, se escapó de los azotes; Juan, negro, esclavo
del alcaide de las cárceles secretas, por haber lleva–
do recados de fuera á los presos, le fueron dados
doscientos azotes y se le puso una argolla de fierro
en una pierna en signo de su carcelería, que debía
guardar en un hospital por toda su vida; Juan An–
tonio, berberisco, esclavo, por haber renegado es-