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LA I QUISICIÓN
hechos que para desentenderse de casos de fe reci–
bían; las venganzas ejecutadas por servir amigos
de su dev0ción: porque ·esto sería cosa ele nunca.
adabar.
Y así se experimentaba, no sólo en lugares re–
motos
y
apartados ele la mano del Santo Oficio, sinó
en ciudades como la Habana, poblada ele gente
y
con facilidades ele comunicación con el asiento del
Tribunal. ¡Cálculese por esto que va a leerse lo que
sucedería en otras partes!
«Cosa dura es, decía un calificado vecino ele aque–
lla oiudacl, escribiendo al Tribunal, que sus minis–
tros se valgan de sus oficios para vengar sus pa–
siones
y
quitar_la honra á sus enemigos, pues cuando
esta judicatura es toda justicia
y
misericordia, usar"
mal de ella, es tiranía
é
iniquidad : en tal gradq.
obra este comisario Nicolás Estévez Borges, que
persiguiendo como provi or á un presbítero lla–
mado Agustín Simo, testigo honesto de su formado
tribunal, que le crió, doctrinó
y
alimentó, le an;ena–
zó que le haría causa de inquisición por sugetarle
á..
su gusto . A Fr. Gaspar ele Casas, dominico, que
hablaba destos de conciertos, le amenazó que le ba–
ria causa de inquisición si no callaba. Prendió por
bruja á 1\Iaría Enriquez
y
envióla á la Fuerza\ ieja.
des te puerto, donde lo estuviese ...
y
á los tres ó cua–
tro días vino despacho del comisario para que la
soltase, dándole la ciudad por cárcel, la cual publicó
haberle dado mil pesos por esta gracia. Su natural
es vengativo
y
se precia mLlcho dello, teniendo
enemistades públieas
y
escandalosas, afrentando
.con la mordacidad de su lengua á todos, en tal gra-