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CARTAGENA DE INDIAS
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tnrse años enteros cccon s ns conciencias gravadas,
y
si alguna es ll amada. ·lo sie nte lo que no es deci–
ble. »1
Por fortuna el número ele presos había sido es–
caso.
A
las preocupaciones ele los disturbios en que
los inquisidor_es se habían visto envueltos y que po–
co tiempo les dejaban para ocuparse de las causas
de fe, vino
á
agregarse la terrible epidemia ocurrida
en Cartagena en los tres últimos meses de
1651,
du–
rante los cuales, cosa hasta entonces nunca vista,
estuvo cerrada la Inqui s ición, y en la que enferma–
ron , tan gravemente que fueron desahuciados, el
fiscal Tomás de Vega y el visit.ador 1\!Ied ina Rico,
y
murieron el nuncio Juan Ramón Pérez y el inquisi–
dor don J unn de
~tiesa
P erea.
2
Habiendo llegado en nuestra relación de los pro–
cesos hasta
1646,
cúmplenos dar cuenta ahora de los
que se tramitaron hasta
16:.>8,
en que hubo ele nuevo
cambios de importancia en el personal del Tribu–
nal.
En aquel año sólo fueron sentenciados Manuel
Coteado, portugués, preso en Tunja por blasfemo
heretical; y Manu el ele Silva, también portugués,
que hubo ele pagar un a multa .
En 24 de mayo del ailo siguiente se celebró auto
de fe en la iglesia de Santo Domingo con só lo cua–
tro reos: Sebastián y Vicente Rodríguez, asimismo
portug ueses, aquél por observante ele la ley de Moi–
sés, y este último, por dos veces casado; Joanes el e.
1.
Carta de i'vledin a Rico de
20
de noviembre de 1648.
2.
Carta de Medina Rico de
20
de abril de 16!'2.