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LA INQUISICIÓN
suma se remitieron al Consejo en los años de 1653 y
1654 algo más de cien mil, de modo que aún que–
daba en ella dinero para tentar á un hombre poco
escrupuloso; según parecía Corro Carrascal.
Esto sin contar los bienes del Santo Oficio, como
ser las once casas y los solares de valor que poseía,
ni las rentas de censos
1
que le producían al año
cerca de cuatro mil pesos, ni los salarios situados en
cajas reales, que llegaban á más ele once mil quinien–
tos pesos.
2
En tan próspera situación, se pensó en activar de
una mane ra sería la recons trucción del edificio del
Tribunal, con sus cárceles, que todo se hallaba en
tan deplorable estado, que sólo en refacciones sin
Tesultado se llevaban gastados en los últimos tiem–
pos más ele once mil pesos .
Ya desde hacía años á que se venía tratando de
ello. El fiscal Eyzaguirre, en 1641, el visitador don
~tlartín
del Real y luego Medina Rico más tarde, hi–
cieron levantar planos
y
presupuestos para un edi–
ficio adecuado, cuyo costo se calculaba en cien mil
pesos, pero entre dictámenes y variaciones se iban
pasando los afíos y la situación se hacía cada día.
más insosten ibl e. Las cárceles eran inadecuadas
para su objeto y ya ningún preso podía pasar en
e llas sin riesgo considerable de su salud; los denun–
ciadores no se atrevían á presentarse porque tal
como era el edificio, en el acto los notaban los veci–
nos; ni mucho menos las mujeres, que preferían es-
1.
Ascendían
á
un total de g5,332 pesos.
.2.
Razón de la hacienda que tiene el Real Fisco, etc.