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LA
INQUISICIÓ~
es verdaq que en las cárceles quedaba sólo un
preso, bajo el dosel se sentaba íntegra u na liga
de padre é hijo, yerno y s uegro, de que el difunto
inquisido r tanto se temía. Aquello se volvió entonces
una rebatiña . E l_doetor don Niatías Suárez de Melo,
canónigo de la Catedral
y
cali flcador del Santo
Oficio, cuyo juez conservador era ali ado con los je–
suitas, quejábase de Ortiz; éste le trataba de «mi–
nistro hecho de trapos Yiejos y de hombre ruin,
sucio, vil y bajo, y que su zapato sucio decía más
verdad que n6 el dicho doctQr>) .r Don Bartolomé
Jiménez de la Torre, á título de
comisa1~io
del Tribu–
nal, se presentaba en él, y sen tándose debajo del do–
sel, tocaba inútilmente la campan illa para que acu–
diesen á la audiencia los miembros de la fam ilia
Uriarte-Blanco-Ortiz,
2
y nombraba de secretario al
alguacil Bolívar, su sobrino, y de hecho actuaba en
causas de fe; 3 querellábase Ortiz ante el Ordinario
eclesiástico presentando su título de flscal y recla–
mando para él elconocimiento excl usivo de tales cau–
sas; Ji ménez excomu lga al notario Uriarte, reclama
para sí ante el Provisor eclesiástico, como inqu isidor
ordinario, el conocimiento ele los procesos· de fe, en
ausencia del
obi~po
don Luis de Córdoba Ronquillo,
r.
A causa de esto, i\•lelo, asistido del Padre Claver, levantó en 7
d e ago to de ese año u na información para el Consejo, de donde
tomamos las palabras que quedan copiadas.
2.
"y
introduciéndose juez el dicho Bartolomé jiménez deste Tri–
bunal, se entró en él con un escribano real,
y
asentándose en u na
silla, mandó al nuncio llamase á los que estábamos en el
Secreto. ~
Carta de Ortiz,
1.•
de diciembre de
1640 .
3. Carta de
Jim~nez
de la Torre, de
12
de enero de
1641.