El\ CART \GENA DE IND IAS
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Argo , á quien ya abemo la opinión qu e merecía
á
su co lega Iaiíozca, como e recordará, hubo de ser
llamado á Madrid, donde ..e hallaba ya on abril de
1G36, por la enemi tacl y odio que profesaba al go–
bernador don.Franci co de Murga, y como en pre–
mio de u conducta era a cend ido
á
la Inquisición
d e México.
El mejor de todo ellos era don Damián Velásquez
de Contrera. , que en 1633 hacia ya cuarenta
y
un
aiío que se había .graduado do bachiller en cánones
por la Universidad de Salamanca,
y
cuarenta
y
siete
<.le licenciado
y
doctor por la de Sigüenza . Dos años
má
tarde pa aba con título do abogado á Mariquita;
había
ido relator interino de la Audiencia de Santa
F e, teniente ele gobernador en Cartagena, donde era
famili ar por la Inqui ición de Lima cuando se fundó
en ella el Santo Oficio; gobernador después en ínte–
rin do la Ilabana durante tre
aiios,
y,
por 1ln, fis–
cal del Tribunal ele de 1631, en cuya fecha se ordenó,
y
luego inquisidor. Promovido á la Inquisición de
Logroiio, partió el e Cartagona en abril de 1638, que–
-dando en s u lugar el secretario Juan Ortiz. Hombre
ya demasiado viejo, aunque trabajador, tuvo empeño
en pasar desapercibido
y
no se hizo notar por nada
bueno ni malo.
Quedaba don Martín ele Cortázar y Azcárate, gra–
duado ele bachiller
y
licenciado en cánones por la
Universidad de Üflate, cura que había sido de Du–
rango, su patria, hasta que pasó á Indias en compa–
ftía ele su hermano don Julián ele · Cortázar) obispo
del Tucumán, de quien fué provi sor
y
vicario general
durante• siete años, acompañándole en seguida
á.