EN CARTAGE)l"A DE INDIAS
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que se había embarcado para España;
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cede el
Provisor; hastaque, por fin, OrLiz, en 16 de noviem–
bre de 1640, recibe nombramiento de inquisidor en
propiedad,
y
cesa can esto aquella barahunda infer–
nal. De.ese modo quedaba la familia sin contrapeso
alguno
y
á
cargo de todas las cosas del Santo Ofi–
cio.
Vamos
á
ver cómo se portó en aquella emergen–
cia. Los primeros pasos fueron belicosos. Hallá–
base el pueblo sobresaltado con motivo de haberse
descubierto una conspiración ele portugueses que en
número de mil
y
quinientos llegaron alh desde el
Brasil á principios de 1640
y
que pretendieron! se–
gún se dijo, apoderarse de la ciudad
y
de la flota que
en el puerto estaqa surta. «Y luego que se supo la
dicha traición, cuentan Ortiz
y
familia, se puso en
arma la ciudad
y
el Obispo con su clero . Lo mismo·
hizo esta Inquisición armando todos los ministros,
á
que se agregaron otros vecinos
y
los cuadros ele .
los .oficiales titulados con sus armas ele fuego
y
to–
das municiones, haciendo cuerpo de guardia ele día
y
de noche para el seguro de los presos
y
casas deste
Tribunal, hasta que vino la armada ele Puertobelo.
Y es cierto, señor, qne se alentaron mucho los ve–
cinos de ver enarbolado el estandarte de la fe en el
balcón deste Tribunal, y en el del Obispo el guión
del Santísimo Sacramento, que sirvieron de bande–
ras .. . Una noche de las que estábamos en arma, el
Obispo nos vino
i
visitar con muchos Clérigos ar-
í.
Carta de Ortiz de
24
de enero de
1641.