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C~\..RTAGENA
DE INDIAS
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que el puesto que desempe iwba lo debía al favor de
su hermano el Arzobispo .
Dos con sultores del Tribunal, calincados por sus
letrn s, persuadidos de la ig norancin. de Cortázar
y
de
los males que acarreabn. al -Tribunal, se viemn en
el
caso do di rigirse al Consejo,
e<
y
aunque ·parezca atre–
vimiento, ex presaban, ol dat' este aviso á V . A .,
tien e más de buen celo
y
deseos de que causas de
tan to peso las decidan letras
y
buen natural,
y
el di–
cho in quisidor, no sólo no tiene las suficientes, pero
ni aún sabe latín, ni Jo que más es, romance caste–
llano, pnes habla tan cerrado
y
tosco, tartamudo ó
balbucionte, que no le hch1os podido jamás percibir
su concepto . A esto se allega una
soberlJi~
grandí–
sima que tiene, que como hay so ber-bia qn e so funda
en ciencia, ésta se funda en poco saber.
Y
todas las
veces que damos nuestros votos, así
nosotr~s
como
otros consultores muy doctos, se rie
y
hace burla de
lo que decimos y procuramos fundar.
Y
hasta que
le ll ega la ocasión ele dar s u voto, siempre se está
r écosta.clo en la sil1 a debajo del dosel) · desautoriza–
clamen lo>; .
r
Gortáznr falleció on
1G
de juli o de
1639,
«ele acha–
que do un a relajación de estómago, ocasionado do
unos Yómitos continuos que u saba con la yerba del
Paraguay
y
otros bebedizos, que sin parecer de médi–
cos, tomaba, con que on quince días de c'ama, so Jo
llevó Dios)) .
2
La situ ación del Tri bun al parecía en–
tonces ele lo más lamen lable que cabe, pu es si bien
r.
Carta de los licenciados J uan de Cuadros P eña
y
Rodrigo de
Oviedo, ro de ag-osto de r635.
2.
Carta de Ortiz de
2..¡
de agos to de r63g.