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LA INQUISICIÓN
«Y ejercienclo el dicho oficio de alcalde mayor, ve–
nían á él cada clia muchas quejas que el dicho comi–
sario quitaba á los naví os y fragatas del trato las li–
cencias y despachos, sin embargo ele ir bien despa–
chadas por las justicias, porqu e con estas molestias
cargasen lo que el quería para él y sus amigos; por–
que trató de remediarlo como cosa perteneciente
al
bien ele la república y reputación y autoridad de la
real jurisdición, el dicho comisario le amenazó va–
ri as veces y le cobró odio y enemistad.
«Y ansimismo, ejerci endo el dicho oflcio
de
alcalde
mayor, un negro .esclavo del dicho comisario, lla–
mado Jacin to, habiendo sacado al campo otro negro
ele un vecino porque le pedía unos reales que le ha–
bía dado á guardar, y por quedársele con ellos cládo–
-Ie dos puií aladas: y porqu e le hizo-prender y cono–
ció de la dicha causa, le cobró mortal odio y ene–
mistad. Y por otras causas graves que no dice aquí,
que constarán del proceso, en que se sirvió á Nuestro
Señor, procurando corregir la vida que el di cho fraile
comisario traía, en las cuales procedió el dicho al–
calde mayo r con toda templanza
y
justifi cación, de
que·hicieron ·mucho sentimiento, como quien se tiene
por exemptos de la jurisclición real, y le amenazaron
que le habían de hacer llamar en el Tribunal de la di–
cha Inquisición (como lo hicieron), dando traza que ei
dicho comisario escribi ese al dicho Tribunal de Car–
tagena contra él palabras que decía haber tenido,
altercando y defendiendo cada uno s u jurisdición,
y
los demás sirviesen de testigos; y para que este fr-aile
pudiese también serlo, los li cenciados Agustín de –
Ugarte Saravia y Domingo Vélez de Asaz y Argos,
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