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LA
INQUISICIÓ~
asegurándole enviaban la dicha causa en los mismos
galeones al Co nsejo de la General Inquisición, obli–
gándole con semejantes agravios y molestias á venir
desde las Indias á esta corte á echarse á los pies
de V. M., dejando su casa, muj er y hijos desampa–
r ados con muchos gastos de su hacienda, riesgos de
su vida y reputación.
<<Co n lo cual, y otras cosas semejantes que decla–
r ará, los dichos inqui idores ti enen tan amedrenta–
dos los vasallos y justicias de V. M., que no hay quien
se atreva á contradecirles ni hablar palabra ni pedir
remedio de los agravio
que reciben, ni á volver
por su real jurisdición)) ...
Pero Barba Coron ado se babi a impuesto una ta–
Tea inútil. Ni los inquisidores quisieron enviar el
proceso que le habían forma do, ni el ofendido, á pe–
sar
c.lesu viaje, de los servicios prestados al Rey, ni
del desmedro que la autoridad regia había sufrido
e n la persona de su subordinado, logró otra repara–
-ción que la que qu eda indicada más atrás .
El
silen–
cio rn ás completo se hizo en torno de su causa,
y
ni habría qu edado co nstancia ele la maldad que ella
-entrañaba, á no ser por el cuidado que tuvo de con–
Darlo á la imprenta para noticia de la posteridad.
1
Con los reos encerrados en las cárceles no habían
tenido hasta entonces pel'cance alguno, ninguno de
esoscasos d e cle~esperado s quesesuicidabanahorcán
dose de las rejas de sus calabozos
ó
matándose con
lo que primero encontraban á mano, como había su-
1.
El memorial de Barba Coronado abraza 4 hojas en folio,
sin
1ugar de impresión ni fecha, si bien resulta que correspond6 al
año J63o.