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LA INQUISICIÓN
fortificación de aquel puerto y castillos, por habe1,
r ecebido cartas y avisos de don Fadrique de Tol edo,.
general del Mar Océano, de haberse vi. to muchos
enemigos que se entendia iban sobre aquellos puer–
tos, que se estuviese con cuidado y las prevenciones
necesarias, se ofrecieron causas y delitos de minis–
tros de la Inquisición de Cartagena, como fué, que
Diego Martín de la Cueva, Yecino de la dicha ciudad
de Puertobelo, á quien había dado vara ele alguacil
de la Inquisición fray Gonzalo de 11orales) de ln. Or–
den de la Merced, comisario de aquel puerto, no
siendo familiar ni persona aprobada por el Tribunal
y
contra lo ordenado
y
mandado el aiio de GiO,
en
que se prohibió, solamente los hubi ese donde está el
TJ;'ibunal y no en otra parte; estando en la plaza el
dicho alcalde mayor el domingo de ramos con la.
gente más honrada de la dicha ciudad , el dicho algua–
cil Diego
{a.rtin se. vi n.o para ellos con la espada.
desenvainada y le díó á Di ego Fernández de Madrid,.
factor, juez, oficial real, que estaba junto al dicho
alcalde mayor, dos heridas en la mano y cabeza, pro–
siguiendo con otros muehos golpes, ele que qu edó
herido y muy maltratado, y asiéndole y prendién–
dole el dicho alcalde mayor, el dicho alguacil ·se le:
resistió, apellidando y. diciendo no poder er preso,.
por ser alguacil mayor de la Inqui sición, y no sola–
mente se le resistió sinó que dijo muchas y feas
palab1~as
en desprecio de la justicia y sus
ministros~
Y
habiendo acudido al ruido el dicho frail e comisa-·
rio) trató de quitar el preso/diciendo á voces ser–
alguacil mayor de la Inquisición, á quien pertel1ecía
el conocimiento de sus causas; teniendo muchas di-