134
LA INQUISICIÓN
por el g usto de imponer su
volun ta~
y
por sus par–
ticulare:3 ares-tos é intereses iba
á
chocar también
con muchos de los frailes que en la ciudad había
y
éstos, como era ele esperarlo, debían ser sus peores.
e nemigos .
Los dominicos de Cartagena acababan ele
tene1~
allí un visitador, muy amigo ele Maííozca, contra.
quien luego que se fu é
á
Lima levantaron los prio–
r e de varios conventos una información para remi–
tirla al General do la Orden . Súpolo Mañozca: en
parte con maña) en parte con amenazas logró una
copia de ella; dió orden ele extraer otra ele
á
bordo por
medio del comisario de Santa Marta; envió la noti–
cia
á
Lima,
y
luego se hizo cargo ele hacer ejecutar
en persona los castigos que el Visitador imponía.
como represalias
á
los prelados que contra él ha–
bian depuesto.
Estas
y
otras medidas agenas
á
su cargo
y
que se
empefíaba en ejecutar, tenían
á
los frail es tan opri–
midos, que ccen el convento ni en la provincia, ma–
nifestaba uno ele ellos que con gran trabajo lograra.
pasar
á
España como procurado r, no se disr)o11e
ni ordena otra co. a si no es por su voluntad , con la.
mano poderosa que tiene, de Jo cual se ha seguido
estar muchos in ocentes
y
dignos de premio injus–
tamente castigados,
y
los que tenían necesid_ad de
r eformación
y
castigo, sin
éh.r
Dió oídos el Consejo
á
esta denunciación
y
'enYió–
á
Mañozca una no!·a¡gría, diciéndole que en ade–
lante se abstuviese el - mezclarse en semejantes ne–
gocios .
1.
l\l.emorial al Consejo de Fr. Leandro de Garfias, sin fecha.