"-di~
En següida
los
jesni
tas publicarol1
una
carta
bajo
'el título
de--secretos del partido de
c~11.
A rnaldo.
Este;
luego que tuvo noticia de la trama, la dió
á
conocer,
_y
escribió para afto.atar
á
los jesuitas, que ellos eran
1os autores de trapacería tan abon1inable. En los docu–
mentos de.l caso se man-ifestaba, que el proyecto fué
concebido y dir\jido por los principales de
la
coinpa–
ñia: que el P. Dest•nelles, provincia1 de Flandes, ha–
.bia tenido gran _parte: que el P. Vandrjpont, entón.:.
ces peofesor en Douay, había sido el principal actot"
de la trajedia, -asi con1o los padres Beclnnan
y
Royer~
que el P. Pa.yen, rector de Dottay, había tenido la
dire-ccion del negocio:
qu~
el P. Tellier habia. sido en
Paris el ajente;
y
qüe ·el P. La-Chaise, confesor del
rey,
era el gran movil, que habia hecho jugar toda la
pieza. Todo el mundo se indignó,
y
Luis XIV. ma–
nifestó horror.
Para caln1arle los jesuitas, echa–
ron la culpa
á
otro; y despttes tuvieron la audacia
d~
darse por calumniados
.y
pidieton qüe Arnaldo les
hiciese una reparacion; pero este -supo contestarles
ü
na
y
otra vez con ene:r:jia." Por este suceso escan–
da1oso
poc1ri a.n fonnar juicio los lectores de las n1alas
disposiciones de los teverendos padres: no son est-a
~Clase
de n1aestros los que necesitan nuestTas socie–
(_lades.
ARTICULO
X.
Inquietud•discordia-intolet·ancia..
79. Fuera d.e los -datos
que
se enclientrart
en
los
~l'tÍcnlos
anteriores, y otros que han de seguir, pon–
dremos algunos n1as
á
la vista de nuestros lectores..
Sac,erclotes de
o~ras ~)rdenes
fue.ron los primeros qne
predicaron el evanjelio en el Canadá;
"y
como la mies
era grande-, asociaron
á
los jesuitas; pero estos en re–
·conocimiento los suplantaron, quedando solos en la
mision. Luis XIV. quiso establecer allí una silla
episcopal,
f11é
designado el abate Qu,el us por prin"ter
Qbispo; losjesuitas trabajaron para in1pedirlo,
y
lo
consiguieron;
n1as
no que el abate viniese con nue-