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'tlJHen,
Sed0
nornbrc
conservadores en favor
de
los
obi~i.
pos, contra lns injUI·ia.s
que padecernos de la compa–
ñia~
y
de que nos defienda como desamparados.
Por~
que no b1st1
l:1
paciencia,
ni
la
1nodestia,
ni la reve–
rencia
á
la
mitra: todo lo llevan
y
arrasb·an tras si
coh
podérosa
nuu~o
y
solicitud;
hallan
dere-cho
para inju·
riar por
eacxito
~1
un obispo,
y
para hablar de él
inde~
corosarnente en los pálpitos, en las conversaciones, en
las calles, en las
plaza,,
y
para dar
ntemorialeA
al
rey
y á
los tribunales con púbiicas
y
conocidas injurias;
y
e~to
lo •jenea por
meritorio, santo
y
justo, puea lo
ha~
cen.
Y si
el obispo
se
defiende, en tocándoles, cla1nan,
reclaman que el obispo es enemigo de la iglesia
y
díJ'
}as religiones, sospechoso en la
fé;
piden que se rcco·
Jan sus
escritos,
tratan de acu·sarlo en todas partes;
y
si un prelado no tiene valor
y
coustan,;ia para
an·ief4-
ga·r la reputacion
y
crédito
por su alma.
y
las
desucar-.
go, ha do desamparar el oficio,
y
no hacer caso de que
estos religiosos
excedan en puntos tan
sustanciales."
83. A consecuencia de esta carta
non1
bró el pa¡:>a
una
congregacion
de
cardenales
y
prelados
para
cono~
eer
y
sentcn~iar
en la controversia entre el obispo
y
la
compañia;
y
oidos
repetidas
veces los procuradores de
ambas
partes,
se serltenció
la causa
á
favor del obispo,
y
al efecto expidió el papa un breve. Se decidie1·on
tambien val'ias dudas propuestas por el obispo,
y
otra~
de los padres de la cornpañia,
y
puede decirse qne fné
c01npleto el
triunfo
del
obispo.
J~n
el intermedio acao.
cicron
en la
Pu.ebla
sucesos
graves. Empeñados los je·
r1uita.s en
humilln.r
al
obispo,
si.n
logrür seduci1·
al pne–
blo, que so
mantenia
al lado
de su pastor, contaron col"t
Ja proteccion
del
virey, que se hallaba 1nolesto con el
0bispo,
á
cansa de qne
e~te
co1no visitador que
fuera
del vireinato, habia
protojido
á
los
indios
contra
lo~
ministros de
aquel,
y
llegaron
á
cnca.ecelar
á
varios clé.
r1gos,
y
al
vicario general,
tnüendo
el n1isn1o pensa-–
miento
contra
el
obispo.
El
en
al
recelando qne
sobre–
viniei·an
tnayot'G')
desgracias,
y
hasta la efusion
,de
Ran–
gre,
y
recordando
la
palabra
de
J.
C.-si fneseis
peF–
,)eguirios en
una
ciudad, huid
á
otra,
so retirú
á
los rnon -_
tes, donde pe1'n1aneció
cuatro
n1eses, non1brando an-–
tes tres
vicarios generales,
y
danr1o
cue,lta do sn
rc~6,.
lucion. Rl
cnl~1J"do ~dcs1ás6eo.