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-- 6i --

'tlJHen,

Sed0

nornbrc

conservadores en favor

de

los

obi~i.

pos, contra lns injUI·ia.s

que padecernos de la compa–

ñia~

y

de que nos defienda como desamparados.

Por~

que no b1st1

l:1

paciencia,

ni

la

1nodestia,

ni la reve–

rencia

á

la

mitra: todo lo llevan

y

arrasb·an tras si

coh

podérosa

nuu~o

y

solicitud;

hallan

dere-cho

para inju·

riar por

eacxito

~1

un obispo,

y

para hablar de él

inde~

corosarnente en los pálpitos, en las conversaciones, en

las calles, en las

plaza,,

y

para dar

ntemorialeA

al

rey

y á

los tribunales con púbiicas

y

conocidas injurias;

y

e~to

lo •jenea por

meritorio, santo

y

justo, puea lo

ha~

cen.

Y si

el obispo

se

defiende, en tocándoles, cla1nan,

reclaman que el obispo es enemigo de la iglesia

y

díJ'

}as religiones, sospechoso en la

fé;

piden que se rcco·

Jan sus

escritos,

tratan de acu·sarlo en todas partes;

y

si un prelado no tiene valor

y

coustan,;ia para

an·ief4-

ga·r la reputacion

y

crédito

por su alma.

y

las

desucar-.

go, ha do desamparar el oficio,

y

no hacer caso de que

estos religiosos

excedan en puntos tan

sustanciales."

83. A consecuencia de esta carta

non1

bró el pa¡:>a

una

congregacion

de

cardenales

y

prelados

para

cono~

eer

y

sentcn~iar

en la controversia entre el obispo

y

la

compañia;

y

oidos

repetidas

veces los procuradores de

ambas

partes,

se serltenció

la causa

á

favor del obispo,

y

al efecto expidió el papa un breve. Se decidie1·on

tambien val'ias dudas propuestas por el obispo,

y

otra~

de los padres de la cornpañia,

y

puede decirse qne fné

c01npleto el

triunfo

del

obispo.

J~n

el intermedio acao.

cicron

en la

Pu.ebla

sucesos

graves. Empeñados los je·

r1uita.s en

humilln.r

al

obispo,

si.n

logrür seduci1·

al pne–

blo, que so

mantenia

al lado

de su pastor, contaron col"t

Ja proteccion

del

virey, que se hallaba 1nolesto con el

0bispo,

á

cansa de qne

e~te

co1no visitador que

fuera

del vireinato, habia

protojido

á

los

indios

contra

lo~

ministros de

aquel,

y

llegaron

á

cnca.ecelar

á

varios clé.

r1gos,

y

al

vicario general,

tnüendo

el n1isn1o pensa-–

miento

contra

el

obispo.

El

en

al

recelando qne

sobre–

viniei·an

tnayot'G')

desgracias,

y

hasta la efusion

,de

Ran–

gre,

y

recordando

la

palabra

de

J.

C.-si fneseis

peF–

,)eguirios en

una

ciudad, huid

á

otra,

so retirú

á

los rnon -_

tes, donde pe1'n1aneció

cuatro

n1eses, non1brando an-–

tes tres

vicarios generales,

y

danr1o

cue,lta do sn

rc~6,.

lucion. Rl

cnl~1J"do ~dcs1ás6eo.