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historia. · El aspecto dado por
NI.
Crot.1neau-Jv1y.
á
su argumento se halla en este caso; está fu odado en
hechos no n1as, no lo ha revestido de justicia;
y
·para
conocerla hay doctrinas tan claras en la santa relijion
de
J.
C., que bastaban ellas para fijar el tn·opósito
y
norrnar la conducta de los jesuitas
·-y
den1ás varones.
santos y 1naestros de 1noral.
A11ora bien: si en el siglo 16 "todos los asuntos de
.estado y todas las guerras tenian un principio relijio–
so,"· debieran los jesuitas, para n1ayor gloria de Dios,
haber interpuesto la recon1endacion de la paz
y
cari–
dad, tan inculcadas en el evanjelio,
y
por las cuales
á
_padie cmnplia interesarse mas, que
á
los que hacían
alarde de llamar8e
compafíia de Jesus.
Si "los intere–
ses y las batallas no tenian otro objeto que el de des–
truir
ó
conservar el catolicis1no," tocaba
á
los conlpa–
ñeros de
J
esus haber calmado los ánünos con pala–
bras evangélicas respecto de aquellos. en quienes po–
dían influir, y abstenerse enteran1ente de deci:r una
palabra en cuestiones de sangro. Es falso, absoluta–
mente falso,
á
vista de la historia, que "las batallas no·
tuvieron n1as objeto, quo el de destruir el catolicismo
ó
conservarlo." Los unos pedían ser tolerados, lo que
no consentía la intolerancia de otros; por donde se
irritaban los ánirnos,
y
de una
y
otra parte se venia
á
las 1nanos. Predicar tolerancia en tales cas0s
á
los
príncipes
y
á
los pueblos, habria sido el medio mas ra–
cional
y
cristiano de vivir en paz,
adoran~1o
cada cual
á
Dios, conforn1e
á
su conciencia. ¿Preclicar9n tole-
. iancia los jesuitas? El n1ovimiento de las ideas
_políticvs
y
sociales
no era jncun1bencia suyh., sino que debieron
abandonarla
á
otros cou el nombt·e que llevaban
y
su
responsabilidad, en vez de entrometerse en negocios
ajenos de su profesion
y
predicar
tolerancia~
.33. No sienlpl'e los negocios políticos tenian un
principio relijioso, sino que }os enemigos de las
IB.e–
didas dictadas por los gobiernos, les daban forzada–
mente ese as_l)ecto. Jesuitas juzgados
y
condena-dos
por conspiradores, eran colocados por otros jesuitas en
el nún1ero de los
1ná
rtires de la relijion: como si peli–
gros buscados
á
sabiendas en odio
á
monarcas antioa–
t ólicos,y el perseguir al hereje,y rudaennlte la
herej.ia·,
fuera
~efender
el catolicismo
y
morir por defender uu