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t~o
relijioso dividido en provincias,
y
dos de ellas
con1~
peendian el reino de Francia: que los jefes de estas
do~
provinciab, los dos provinciales eran nombrados por
el estranjoro, con juran1entos
y
co1npromisos en el
es~
tranjero, con impulso recibido del estranjero,
y
con–
curso del estranjero; que la turbulencia de esta corn–
pañia fué marcada en pocas palabras por
el~papa
que la
estinguió, ó que
con ella no podia haber
prt,z
ni en la Igle–
sia ni en
el
Estado:
que su
e~píritu
de agresion se Ina–
nisfostó en los últin1os años, en que aparecieron de una
rnanera diferente del tien1po de la restauracion, con
estrépito
y
no subreptician1ente como entónces; que
establecieron un
diario
que les servia <le órgano, for–
mando un sistema de obsesion
á
los obispos,
y
como
haciendo un
partido católico,
del1nis1no n1odo que en
1800 había una pequeña iglesia, que n1ortificaba
á
la grande: que despues de haber crecido á la som–
bra, se creían bastante fuertes para 1nostrarse en pú–
blico: qne para existir, invocaban el principio
á
que
han declarado la guerra, la libertad de cultos, que se–
gun ellos, hacia
á
una nacion
atea,
y
lo per1n ia todo:
que la carta, invocada por ellos en esto, tenia todos
los meclios de defensa, para lo cual era preciso cono–
cer las leyes
y
saberlas aplicar;
y
que las condiciones de
los jesuitas los hacian Ü1con1patibles en sus servicios
como ciudadanos, pues darían ]a preferencia sobre el
gobierno al general de su órden."
Al llegar
á
este punto el orador, hace presente
á
la
cán1ara, sobre documentos fidedjgnos, que "en París
calle de las Postas, había una
casa
de
jesuitas
con tene–
duría de libros, donde constaba, que para el año
1843 se tetenia un activo neto ele 742,121 deducidos
todos los gastos." Despues prosigue así-"cuando en
1828 se adquirió la prueba de qne ocho sen1inarios
estaban dirijidos por jesuitas, se les ha espulsado do
esos establecimientos. Al presente teneis n1as: una.
casa dependiente de Roma, .que
encierr~
sacerdotes
j
uran1entados con el estranj ero; 1n1a factoría, donde
se colocan los fondos de la con1pañia do
J
esus on
1netálicq,
y
n fondos belgas
y
austriacos. Y á vista
de las turbulencias que han escitado en Francia, de
las infracciones de leyes francesas,
y
de sus protestas
coutra nuestras leyes, digo
yo,
que la resurreccion de