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......... 144--

tliga

la verdad

á.

sus hermanos. La palabra no

fné da...

da

para diriji rse

á

Dios. Si hay moti vos justos 1)ara

ocultar la verdad, guardemos silencio, ó digamos fran–

can1e11te, que hay puntos que no son1os dueños de re–

velar. Cuando se proclama la 111áxitna de que

mentir es

ir contra la mente,

es para enseñarnos

y

recomendar–

nos la sinceridad y reprobar la simulacion,

y

para que

eontestemo8 conforn1e

á

lo que sabemos

y

no de otra

manera. Eso¡j hechos pertenecen al dominio de la his–

toria, y su ciencia tiene reglas fijas

é

independientes

de nuestro albedrío, y hasta de nuestro pensa1niento.

Aden1as, el hon1bre debe espresar con sus labios lo que

Riente el alma y pasa en en ella. Una palabra profe–

rida

á

sabiendas y con voluntad da cuerpo

á

lo que

estaba

adentro,

pero estaba; equivale

á

un documento

fehaciente que liga

á

los hombres y sus pron1esae.

Añauir otra palabra impertinente, es antes que enga–

ñar á los demas, engañarse y mentirse

á

sí mis-n1o.

Nadie tiene uerecho de descomponer el órdeu de la

naturaleza por 1nedio de adiciones inventadas,

11i

ele

sostituir un órden arbitrario

y

eng~ñoso:

circunstan–

cia que por sí sola desacreditaría la doctrina al tiempo

de refutarla-el

dolo no debe apTovechar al que lo cmnete.

182. Fíjese tan1bien la consideracion en la estra–

vagante doctrina de que puede aconsejarse, al que es–

ta resuelto

á

cometer un pecado grave,

á

que co1neta

otro menor. Que entre dos n1ales :fisiuos haya {le ele–

girse eltnenor, no hay necesidad de decirlo

y

sentar

doctriua; como no la hay para saber, que entre dos de..

beres, dos preceptos, ha de preferirse el que procede

de 1nayor autoridad

ó

es 1nas grave y urgente; pero

uo hay razon de ningun género que pueda convencer,

que de dos 1nales morales pueda lícitamente elegirse

el menor; y si hubiera de suponerse en algun caso la

necesidad de la eleccion, no seria por cierto en las de

.,_

que se trata, donde la necesidad está fundada sobre la

1:e$olucion de querer.

Tal

fu~damento

es ruinoso, pues

el ho1nbre

debe no querer

el mal bajo de ningun aspec–

to, sea n1ayor

ó

1nenor, teniendo eun1plido lugar la

regla do S. Agustin-"siendo malo uno y otro, no de–

be haber preferencia, deben evitarse los dos"

-si est

nt:rur

nqur;,

nejariun~,

non debet' alterwn pro altero

peff!Je-

.

tra.re,

sed utnonque vitare.

Dejan1os

á

nuestros lectores