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140'-
1ros,
que
s-i se e:Arpresára:
(lo palabra
y ·
RO
ru1 l"eJ•ft
r.:
ofm
]1arte d-eJa oracion, temTrür Ún
sent1do conveniente
~'":
verdadero~"
Aconseja
lu.o~n~
á
lw f?'cnt.c rú(la, q;u;e
":-< a~
no·puede· concebir· una. anfibolojut etJ.,
part1cuJw-,
in–
tente afi.rrn-ar
ó
negar
a.
lo n1énos ·
h')Jgeucre,
porsual1i6n–
dose, ele que
hay
algun- sentido, en.qne se· pueda-negar
lo que
n.o
está obligado
á
1~evelar."
Pregnntá.ndo·
ER–
eob~r,
si eom€terá
~cad0
1
lll011tal,
el que estrajudicial–
mente ju-ra en sentido difer.ente del que oye,
1~es.pon
..
de -"peca.mo1talmeute
y
n'O
peca~
J?eca, porq;Ue aun–
que no' afinne una: falseclad, trae
a·
Dios por testigo··
·
para engañar al p:ró;ji1no·. No·peca> m:ortat sino. veniaL–
mente,. no' habiendo. injustici-a
ú
otra eircuustancia;.
porque eljuram-ento-no recae· sobre
]a;.
proposicion:
proferida esterio:rmente; sino· segun la restricaion he–
cha en el ánimo.:·poi··
ejem~J:1lo;
aunq,ue haya robado,.
puecloj.tual~
que no he·robado en
la· hoTa
en que se·n1e·
hace la
pr~gunta.
Hoy de· esta opinion: los hombres .
oyen lo
qu~
suena, Dios-j;uzgai pol! el interior"-"¿Es:
pecado 1110-rtal jurar sin ánim(i) de
0bligarse~
Es peca–
do mortal
y
IN!:>-
lo es. Lo es, porqu·e· se· falta. grave–
mente
a
la reverencia debida
á
Dios, t0-mándole por
testigo y no queriendo obligarse. No es pecado mor–
tal, porque es p:robable, que el j'li!Tamento luecho .sin
ánimo de obliga1·se, no es verdadero jurammlto: tengo–
esto por mas probable."' El P. Castro-Palao
dice-"~i
el que pregunta exije juramento de decir la verdad. sin
ninguna equivocacion, aun así se puede·usar de jura–
n1ento anfibolójico y ele restriccion, entendiendo que
juras sin eqnivoeacion injusta."
178.
E.s
notable en las máxi1nas de los probabilís–
tas la que trata del rnétodo de
dir·ijir
la intencion;
con.
cuyo n1otivo el gran Pascal hacia hablar en
S\]:
carta
7a. al padre jesuita de esta manera-"casi osaria corn–
parar el método de dirijir la intencion con la doctri–
na de la probabilidad. Nunca sufrimos que se ten–
ga formal intencion de pecar por solo que-rer pe–
car, esto es diabólico; pero cuando no hay e&ta nlal–
dita disposicion, entónces procurarnos poner en prác–
tica nuestra 1náxilna ele dir]jir la intencion. Cuando·
no podemos impedir la accion, purificamos por
]o,
n1énos la intencion,
y
de esta suerte correjin1os el
vicio de los n1edios con la pureza del fin.
No
hay