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..¿,..

143 ...__

t,ué~

de

la

ohligacion: el doctor, á mas de ciencia,

cle..-

be

tener probidad.» Con este 1notivo el padre Conci..

IJa se expresa asi-"y sin duda, segun el padre

Vi,ra~

'CS

superior

á

toda escepcion el padre Sanchez,

ó

el

padre Caetro Palao

ú

otro emejante.»

Condenada tmnbien fué esta proposicion-"es lícito

al hon1bre de honor matar al invasor que procura ca-

1nnlniarle, si de otro modo no puede evitar la igno–

Ininia." El P. Viva, despues de probar la falsedad de

la proposicion condenada, añade-"debe tolerar mas

bien

en algun caso

el i1:1ocente algana deshonra, que

pern1itirse la defensa hasta n1atar." El P. Concina no

pudo dejar de indignarse diciendo

asi-'~luego

en

algun

caso

solan1ente es tolerable la n1éngua de la propia fa–

Tila. Los sabios dirán, si el lenguaje del P. Viva es

6

no

peor que el de la proposicion condenada." Adviertan

los lectores, que cuando el P. Viva decia-"queda

't:Ontestada la primera razon de la sentencia opuesta,"

la sentencia opuesta era la proposicion condenad:it.

181.

Si quieren nuestros lectores echar una mira–

da

á

las doctrinas autel'iorn1ente referidas, no podn1n

d~jar

de escandalizarse al ver, no

á

forajidos

y

saltea-–

dores de caminos, sino

á

varones ele profesion, virtuo–

sos

y

n1aestros de los pueblos, enseñan eh> doctrinas

<Eferentes de la cristiana. Fjjen particularmente su

copsideracion en la funesta

y

absurda doctrina de las

at~fibolojias

y

en la . raz'on en que la fnndaban-"no

rniente el que no procede contra lo que tiene enlamen–

te,

y

en la n1ente tiene la palabra que justifica la an–

fibolojía."

¡Estraño

y

escandaloso n1odo ele discurrir!

Si el don de la palabra nos fué concedido para espre–

sal'

nuestros conceptos

á

los den1as honüwes, deben1os

contestarles,

y

n1ncho n1as

á

]a autoridad, en el senti–

do en que se nos pregunta, pues si lo hacmnos e'n otro

sentido, l0s

e1~gañarnos.

¿

Quisieran1os que ellos nos

contestasen de la n1aneraquenosotros lo hacemos, en1-

pleando la anfibolojía't No ciertamente, porque nos

darian1os por burlados á penetrar su

??unte.

"Los ho1nbre

s oyen

lo que suena, Dios juzga por el

jnterior." ¡Que

nu.da

aplicacion, que impiedad de sen–

tencia en el. presente caso! Porque Dios juzga por el

interior, reprueba el engaño del h01nbre,

á

quien ]e

ha concedido el don de la palabra que

suena,

para que