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-· 85-

sacrificio"

dijo en

alta

voz-fulano es un

prrro mesti–

zo, borracho, y le he de dar docientos azotes."

106. La sirnple lectura de la pieza anterior basta

para formar un triste concepto de ella. El P. procu–

rador de la compañia,

~-

fuerza de descaro,

y

en vista

de la enorn1idad del desacato que se cometería ante

la n1ajestad de un rey, si refiriera

á

sabiendas sucesos

falsos, pretendía hacer creíble su relacion; pero el des-–

caro no evitaba el descrédito, que iba

á

caer en justa;

represália sobre los autores de las patrañas. Si gene–

raln1ente hablando, puede haber ho1nbres, aunque

sean obispos, que incurran e. los desvaríos que del se–

ñor obispo Cardenas contaba el P . Pedraza, se nece–

sitan pruebas respecto de este

y

aquel hon1bre,

ó

sea

obispo. En la referida epoca tenia el señor obispo

corno 70 años, Circunstancia que no basta por sí sola

á

probar caducidad,

y

n1ucho ménos por testimonio je–

suítico. Aclen1as, consta de infor1naciones hechas en

reco1nendacion del señor Cárdenas, que era muy dis–

tinto del obispo que pintaban los jesuitas; tenia vir–

tudes sinceras, cristianas

y

episcopales. 1Tn obispo

loco

ó

caduco

no

hubiera sido prolnovido

á

la silla de

Sta. Cruz de la Sierra, como lo fué el señor Cárde–

nas. Varones re:::ipetables é in1parciales hicieron

bue~

na 1ne1noria de este señor obispo, como el Dr. l\1on–

talto, D. Nicolas Antonio, el señor Solorzano

y

el

Ilustrísimo señor Villaroel, que lo han colmado ele

elojios en vista de sus letras, su virtud, y los

t

·abajos

y

aflicciones que sufrió por el celo de la relijion, de parte

de aquellos que

debían _auxiliarle

y

no

~ervir

de

impe–

dimento.

§

3.

o

107. Fr.

Juan de. S. Diego Villalon, apoderado

del soñor obispo Cál'denas, presentó otro memorjal al

rey, en que punto por punto

y

con la mayor prolijidad

desvanece los cargos del P. Pedraza, y pone en claro

la inocencia

y

virtnd probada del señor Cárdenas.

Hace ver que, el obispo quiso y favoreció

a

los jesui–

tas,

y

estos fueron al principio ageadecidos: que si

despues se disgustaron, fu.é por cumplir aquel con sus

deberes en la visita de sus doctrinas: que jamas acos–

tumbraba jurar,

y

n1ucho meuos jurar en falso que